Padres y profesores, responsables del bienestar emocional de niños y adolescentes en pandemia

El sedentarismo y la falta de socialización provocan en muchos estudiantes dificultades para concentrarse, irritabilidad, inquietud, preocupaciones… Y todo esto está afectando a su rendimiento escolar. ¿Cómo podemos fomentar el bienestar emocional de niños y adolescentes en estos momentos, para que no afecte a sus estudios? Para Ángela Martín Gutiérrez, profesora del Máster en Educación Inclusiva de UNIR, solo hay un camino, y es que el sistema familiar, escolar y comunitario trabajen en la misma dirección. «Son los tres ámbitos que tienen que estar alerta a los signos que se puedan presentar en los niños», advierte. Estas son las recomendaciones de Martín Guitérrez para ayudar a niños y jóvenes a sobrellevar emocionalmente esta situación: Desde el sistema familiar Conexión con los menores: «Los padres tenemos que aprender a escuchar a nuestros niños. Durante mucho tiempo, y debido en parte a los elevados ritmos de trabajo de los progenitores, no se le ha dedicado tiempo esos espacios de reflexión y encuentro con nuestros hijos. Pero fomentarlos es la única forma detectar si existe algún problema. Creo que es algo que ellos mismos nos están demandando: el compartir con nosotros, como así se ha visto señalado durante el periodo de confinamiento», apunta esta docente. «Compartir tareas más lúdicas del hogar, juegos de mesa, libro de lectura, visionar una película juntos, hacer galletas… Vida de hogar», resume. En este ámbito familiar, «ahora también tenemos la oportunidad de hacer pequeñas actividades con nuestra familia, fomentando la actividad física en conjunto, algo que después de muchos meses enclaustrados hay que recuperarlo». «Y más después de no haber tenido relación con sus compañeros, con sus iguales… y donde todo ha girado en torno a la virtualidad». Debemos saber, prosigue esta profesora de la Unir, «que esto se ha traducido para muchos niños en problemas atencionales, y no porque haya un problema de déficit atencional, sino porque el uso prolongado de la tecnología ha hecho que los niños tengan una estimulación audiovisual muy grande que está afectando al rendimiento académico». Por eso, en primer lugar, sugiere Ángela Martín Gutiérrez, «debemos propiciar desde el ámbito familiar esas situaciones o esos espacios para que ellos expresen cómo se están sintiendo y que incluso nos verbalicen qué les está afectando a nivel académico, social y personal… todo esto es muy importante». Esta experta sugiere también crear un calendario de familia, donde se recojan las actividades que se van a hacer durante la semana. «Se trata de ver cómo vamos a enfrentar la semana. apoyados en la rutina y ayudando al niño a crear seguridades». Desde el ámbito académico Desde el colegio se debe extremar la relación con la familia. «Hemos visto mucha disparidad entre los centros educativos, por falta de formación, de recursos… Hace más falta que nunca que llevemos una línea común». Algunas de las necesidades prioritarias a cubrir: -Educación emocional: en la autogestión emocional. «En un determinado momento, en el que no había expectativas positivas, porque se pensaba que no íbamos a salir de esta situación, ni poder tener contacto con las personas allegadas, volver a clase... se han generado situaciones de frustración». -Funciones ejecutivas: sobre todo, de trabajo. Que el alumno pueda o pueda organizar planificar, crear rutinas de aprendizaje, gestionar su tiempo… -Fomentar las habilidades sociales: la virtualidad ha supuesto que no tengamos ese contacto presencial y, evidentemente, esto ha generado problemas a nivel de comprensión oral y escrita, de expresión… que han afectado al rendimiento académico. No saben expresarse, narrar, escribir…

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