Finca Río Negro: Los viñedos más altos del centro peninsular que bien valen el título de Vino de Pago
avril 05, 2025
Cuando se cumple un cuarto de siglo de historia de Finca Río Negro , esta pequeña bodega familiar situada en Cogolludo, en la Sierra Norte de Guadalajara , y con sus viñedos a unos mil metros de altitud, siendo los más altos del centro peninsular, por fin ha cumplido un sueño: convertirse en Vino de Pago. Una distinción que acaban de recibir, tras su publicación el pasado 20 de marzo en el Diario Oficial de la Unión Europea, y que le hace entrar en el selecto grupo de 26 proyectos vitivinícolas de toda España y a los otros 12 de Castilla-La Mancha que elaboran vinos de calidad siguiendo unas estrictas normas que la reconocen como una de las mejores, siendo la única de Guadalajara con este reconocimiento. En esa bella comarca de la provincia de Guadalajara es donde posó su mirada hace años la familia Fuentes, propietaria de Finca Río Negro. Su fundador, José Manuel Fuentes , recuerda para ABC que todo comenzó al conocer la historia vitivinícola de Cogolludo, su ordenanza municipal relativa al comercio del vino ya en el siglo XVI, que servían vinos a la Corte y que la filoxera se llevó. «Pensamos que si habían tenido un gran vino, había que volver a plantar cepas y sacar lo mejor de este singular terroir », comenta Fuentes, que apunta que los mil metros de altitud de sus viñedos, la complejidad de los suelos y la gran distancia a cualquier otro viñedo, fueron muy importantes en su decisión, ya que su objetivo, asegura, es «crear vinos únicos». Desde el inicio, la familia Fuentes trabaja incansablemente por elaborar el mejor vino que el terruño sea capaz de ofrecerles y la trayectoria de Finca Río Negro es una historia de pasión por la enología y de deseo por volver a los orígenes. El proyecto se remonta a hace más de 25 años con la plantación de una primera parcela de viñedo, de tan solo una hectárea. Empezaron con cautela, tomando su tiempo, para tener capacidad de interpretar como realizar la mejor adaptación del viñedo a un ecosistema tan particular. Afortunadamente, las uvas de aquellas vides cumplieron pronto con las expectativas que se habían creado y pudieron ampliar el viñedo, que actualmente consta de 44 hectáreas: 35 de variedades tintas y 9 de blancas . Y siempre con un concepto que cumple la misma premisa: procesos artesanales y manteniendo siempre un fiel respeto a la identidad de este paraje único en su elaboración. El propietario y fundador de la bodega asegura que el reconocimiento como Vino de Pago no va a cambiar su filosofía de trabajo. «Desde el primer día, la búsqueda de la excelencia ha sido nuestra obsesión, por lo que vamos a estar más motivados para mejorar», aclara, para añadir que la única novedad será un cambio en el etiquetado de las botellas aprovechando esta distinción, precisamente, que coincidirá además con la próxima salida al mercado de las nuevas añadas de algunos de sus vinos. Cinco son los vinos que componen la familia de la bodega de Cogolludo, que cada año mejorar en su calidad gracias a la labor del equipo técnico, liderado por Manuel Rincón en viticultura y por Xavier Ausás en enología . La primera de ellas fue su Finca Río Negro 2007, que salió al mercado con una producción de tan sólo 10.000 botellas. Hoy, sin embargo, llegan a las 160.000 entre las cinco referencias que tienen en el mercado, lo que da muestra de la dimensión del proyecto. Desde que en 2010 saliera al mercado la primera añada de su icónico Finca Río Negro 2007 , que obtuvo 92 puntos en la Guía Peñín, se han ido sumando otras creaciones únicas: 5º Año, el más exclusivo; 992, cuyo nombre hace referencia a los metros de altitud sobre el nivel del mar que alcanzan las parcelas con la que se elabora; Gewürztraminer, el único blanco de la bodega, y recientemente, Cerro del Lobo, de producción limitada, que representa la máxima expresión de la variedad Syrah. Sus vinos se pueden encontrar sobre todo en España, donde se puede comprar y beber en los mejores tiendas y supermercados, así como en los restaurantes y locales de hostelería que tienen a Finca Río Negro como uno de sus principales aliados. Pero también están presentes en 18 países de todo el mundo, especialmente en Estados Unidos y Europa, donde cada vez son más los amantes del buen vino que reconocen y valoran su buen hacer. Un proyecto que tiene entre sus señas de identidad «mostrar fielmente la personalidad del terruño, el equipo humano y sus valores de servicio, humildad, generosidad, capacidad de análisis y confianza en que lo mejor está por llegar». Entre sus nuevos retos, destaca la recuperación de la uva autóctona Tinto Fragoso , algo que les motiva especialmente, explica el fundador de Finca Río Negro, que subraya que «es parte del patrimonio cultural que habíamos perdido y que hemos rescatado». «Dar con una variedad ancestral es muy difícil, pero que además sea excepcional, es casi un milagro», afirma José Manuel Fuentes, que destaca que la Tinto Fragoso ya forma parte, en un pequeño porcentaje, de su vino más icónico, el Finca Río Negro en su añada de 2020. No obstante, también están trabajando para que muestre todo su potencial como monovarietal, pero, como él dice, «lo bueno siempre se hace esperar».
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