Dice la tradición que cuando los marinos volvían de América por el Cantábrico, lo primero que veían eran unas altas montañas a las que llamaron los Picos de Europa. Lo que no veían era el secreto que se escondía en sus profundos valles al resguardo de las inclemencias de vientos y borrascas tanto atlánticas como cántabras: la comarca de Liébana. Lindando con Asturias, León y Palencia, Liébana es una región de 570 km² con su propia personalidad, con un microclima más templado, seco y soleado que sus vecinas, y una baja densidad de población que no supera los nueve habitantes por kilómetro cuadrado. Características que, con el tiempo, serían virtudes cardinales para el desarrollo del turismo. Llegamos en coche desde Santander, vía Unquera, al desfiladero de La Hermida que, con sus 31 kilómetros, es el más largo de España. El panorama impresiona, farallones casi verticales que alcanzan en algunos tramos los 600 metros de altura parecen engullirnos. Como dijo Pérez Galdós, «lo llaman garganta, pero podría llamársele propiamente esófago, porque al pasar se siente uno tragado». La Villa de Potes, pueblo bonito, capital del turismo rural, Bien de Interés Cultural desde 1983, es su mayor población y será el lugar ideal para que establezcamos aquí nuestro campamento base. Los romanos la llamaron Pontes, por sus puentes sobre el río Quiviesa, y todavía lo cruzan tres de ellos, el Nuevo, el de San Cayetano y el de la Cárcel, antes de confluir en su hermano mayor que viene desde los Picos de Europa, el río Deva. Punto de reunión de montañeros y senderistas, Potes ofrece una estampa tranquila, de paz y serenidad tanto bajo los soportales de la Plaza del Capitán Palacios, cuando llueve, como en las numerosas terrazas de sus bares y tascas cuando hace sol. Conocida también como la Villa de las Torres (la del Infantado, la de Linares, la de Calseco, la de Orejón de la Lama y la de Osorio...) tiene un Barrio Colgante asomado a la hoz del Quiviesa en el que algunos ven sana competencia con las Casas Colgadas sobre la hoz del Huécar de Cuenca. La Torre del Infantado, postal mil veces recogida por los móviles de los turistas, es el edificio más representativo. Sólida construcción cuadrangular del s. XIV, se levanta junto al río en un enclave históricamente estratégico. Fue sede del Ayuntamiento y hoy, en el puro centro de la villa, alberga varias salas de exposiciones y un mirador aventajado del casco histórico, aunque desde la cercana ermita de San Miguel se tienen las mejores vistas del valle con los Picos de Europa al fondo. Visita obligada (lugar común que no renuncio a utilizar), imperdible (detestable latiguillo) es el Monasterio de Santo Toribio, a solo tres kilómetros de Potes. Allí vivió el Beato de Liébana en el siglo XIII, que revolucionó el mundo cristiano con sus comentarios del Apocalipsis. Entre sus muros se encuentra un Lignum Crucis, uno de los trozos más grandes de la Cruz en la que murió Cristo. Y aquí, si la pandemia lo permite, se espera que haya una gran afluencia de peregrinos en 2023, el próximo año jubilar. Otros puntos de interés están en Piasca, pueblo con menos de cien habitantes que posee una de las piezas más importantes del románico cántabro, la iglesia de Santa María, declarada Monumento Nacional en 1930. Su excepcional pórtico muestra el prodigioso trabajo del maestro Covateiro y su discípulo Juan de Piasca, que dirigían en el siglo XII un taller cantero itinerante. Y Lebeña, a orillas del Deva, junto al desfiladero de La Hermida, posee una iglesia mozárabe del siglo X, el mejor ejemplo de este arte mestizo de Cantabria, algunos dicen que de toda España. Pistas La villa de Potes fue elegida Capital del Turismo Rural 2020, un premio impulsado por la web EscapadaRural.com. Obtuvo un 26% de los 94.545 emitidos. Por su parte, los viajeros del portal Lonely Planet eligieron Potes como el Pueblo del Interior más bonito de España. La gastronomía es otro de los atractivos de Liébana, en especial su cocido lebaniego que puede degustarse en Casa Cayo (www.casacayo.com) o en la Taberna Plaza (tel. 685 13 42 31), en Potes, o en el Hotel del Oso (942 733 018), en Cosgaya.
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