Psicópatas, degenerados y envidiosos

Pues ya tenemos la Navidad convertida en una pesadilla de prohibiciones y restricciones cambiantes que espanta al más pintado. Una pesadilla que, como cualquier proyecto de biopolítica que anhela destruir el núcleo de la vida afectiva de sus dominados, se funda en el capricho, como prueban las limitaciones impuestas para las reuniones navideñas, que fijan el número máximo de personas de forma arbitraria, sin evidencia científica que lo respalde, por el placer de expoliar la vida personal de los dominados. No debemos olvidar que la misma chusma que nos impone estas limitaciones a los encuentros navideños entre familiares que se conocen y se aman no ha opuesto reparo alguno al funcionamiento libérrimo de las aplicaciones de folleteo, que propician cada... Ver Más

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