La primera oleada de la pandemia tuvo a los médicos como héroes. En la segunda, junto a ellos, serán los profesores quienes tomen las riendas de numerosas decisiones. No siempre fáciles. Para el secretario general de Enseñanza del sindicato CC.OO., Paco García, la presión a la que se está sometiendo estos días a los equipos directivos de lo colegios es «ciertamente insoportable». César Carballo, médico adjunto del servicio de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, no ha cosechado precisamente amigos tras un tuit en el que ha declarado que, como médico y padre, cree que «abrir los colegios es una locura ahora mismo». El ahora rostro conocido de un programa de televisión muestra su preocupación por la transmisión aérea del coronavirus en las aulas y la insuficiente ventilación que puede darse en muchas de ellas, a pesar de que este punto fue uno en los que la ministra de Educación, Isabel Celaá, y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, pusieron más énfasis el pasado jueves al presentar el documento final de apertura de los colegios para este mes de septiembre. «Son clases de 26 personas, durante una hora exhalando. No va a ser suficiente con ventilar la habitación», contrapone el doctor. Y no es el único: estos días numerosos expertos se suman a esta opinión. En los próximos días –Andalucía estrena Infantil y guarderías mañana, 1 de septiembre– casi 10 millones de estudiantes volverán a los colegios en el inicio de curso más complejo de la historia reciente y que arroja más dudas que certezas. En algunas comunidades, el calendario aún no es el definitivo y los padres se han quejado del trastorno que supone saber que deben llevar a sus hijos a clase de manera presencial pero ignorar a etas alturas el día exacto en que deben hacerlo. Otros progenitores, directamente, se quejan en algunas plataformas creadas en internet y que han recabado más de 250.000 firmas por no llevar a sus hijos al colegio, aunque están obligados a hacerlo, como recordaron los ministros. Por su parte, el presidente asturiano, Adrián Barbón, ha tenido que salir al paso de las críticas de numerosos padres que concedieron que el retraso a final de mes de la apertura del curso académico ha sido una decisión política que debería haberse, al menos, consensuado con la opinión pública. Barbón justificó, no obstante, esta determinación y las nuevas medidas (como la toma de muestras PCRa todo el profesorado antes de volver a las aulas) en que el Principado tiene que «evitar por todos los medios volver a confinarnos». El mandatario asturiano afirmó entender «el enfado de los padres» por el retraso del curso, «pero cuando planificamos la vuelta al cole había cero contagios y ahora una media de 40 al día». El doctor Carballo bendice esa opción, porque, a su entender, los ministerios no se están preocupando en demasía de los docentes, y son « el principal colectivo de riesgo de los colegios», remarca. Chequeo médico Así, en Cataluña, la Generalitat está evaluando médicamente a maestros y profesores que, por su salud, puedan ser considerados personas de riesgo y vulnerables para que no se incorporen este año a las aulas y ponerles un sustituto, tal y como explicó ayer el director general de Centros Públicos del Departamento de Educación y presidente del Consorcio de Educación de Barcelona, Josep González-Cambray, en una entrevista en RAC-1. En otra entrevista, la ministra Celaá también abría la mano a que sean los profesores los que decidan en otro asunto clave: el uso de las mascarillas. Si los docentes quieren dar un descanso, dijo al diario «El País», pueden posibilitarlo. Desde el sindicato de profesores ANPE se mantiene en que la vuelta al cole procede para romper la inercia de seis meses sin socialización por los niños, pero reivindican que se habría necesitado más tiempo para planificarlo mejor. El plan del Gobierno es «deficitario», defiende su presidente, Nicolás Fernández Guisado.
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