Las tiendas del futuro han llegado para quedarse. En un mundo interconectado y en una época en la que la tecnología invade cada vez más ámbitos de nuestra vida, haciéndola más cómoda, los ‘retails’, tanto grandes como pequeños, deben subirse al carro de la innovación para poder hacer frente al cada vez más creciente negocio online. Sin embargo, tal y como constata el responsable de productos de consumo y retail en Capgemini Invent, Eloy de Sola, la tienda física va a seguir siendo el canal preferido por los españoles, siempre y cuando los clientes no pierdan las ventajas que ofrece la compra online. Es ahí donde entra en juego la tecnología y, sobre todo, la Inteligencia Artificial (IA). «Hemos hecho estudios sobre qué va a pasar después de la pandemia, y el consumidor no quiere perder las ventajas que le ha proporcionado el mundo digital, por lo que la IA va a ser un facilitador para unir los dos mundos, el online y el físico», explica este experto. Este cambio ya había comenzado, pero se ha acelerado notablemente en último año. En 2016, según De Sola, solo el 4% de los retails apostaba por iniciativas de IA, mientras que en 2020 este porcentaje escaló por encima del 50%. La pandemia, según el CEO de BitPhy, Joan Oller, ha intensificado un proceso que tiene que culminar en un equilibrio de la tienda física y online. Aun así, se muestra convencido de que con estas nuevas tiendas «el sector físico va a subir muchísimo» ya que la IA puede ser de gran ayuda para aquellos negocios que carezcan de ventas online. Conocer al cliente Para que las empresas puedan sacarle el máximo rendimiento a estas tecnologías, el director de desarrollo de negocio de AIS Group, Agustí Amorós, ve fundamental conocer tanto al tipo de cliente que quieren en su establecimiento como aquel que está entrando. Todo ello con el objetivo de mejorar la experiencia del usuario tanto en el propio recinto como en el trato que se le puede dar. Por ello, la oferta de las tiendas físicas del futuro será «más personalizada» y, además, buscará que el usuario tenga una experiencia «muy relevante en ese punto de venta». Estas tecnologías, aparte de ayudar a mejorar la compra del cliente, benefician a la empresa en cuanto a que gana en productividad y efectividad. En ello trabajan desde Pay Mark Fast, una startup española que ofrece a sus clientes, entre otras cosas, la posibilidad de registrar qué productos se prueba el usuario y cuál acaba comprando. «Detectamos una información importante que es saber si el producto no se vende por un problema de talla o por un problema de diseño ya que si la gente no se lo prueba es porque falla el diseño», cuenta el CEO de la compañía, Ismael Humbrías. Aunque instalar estas tecnologías pueda suponer una gran inversión inicial, lo cierto es que finalmente retorna en beneficios. Así, según De Sola, los minoristas han declarado un incremento del 11% en sus ventas en tiendas físicas automatizadas frente a las tiendas no automatizadas o con un nivel bajo. Además, las automatizadas reducen un 9% sus costes. Esto es debido a que la tecnología, como declara Humbrías, permite hacer «un control muy exhaustivo» de los stocks para ver con la IA qué se está vendiendo mejor: «Nosotros jugamos con vender mucho más reduciendo el stock», explica. Vender más también se logra facilitando el proceso de compra al cliente. Es lo que pretende Clon Digital, otra empresa española que surgió en febrero de 2020 y que permite al usuario convertir los productos de la tienda en Realidad Aumentada a través de un link que recibe en su teléfono móvil sin necesidad de descargar ninguna aplicación, explica su fundador, Javier Cabañero: «El objetivo es que los productos lleguen a los clientes y que puedan ver cómo quedarían, si se trata de muebles de decoración, en el espacio en el que lo quieren situar, sin tener en cuenta si están en Japón o España». El valor de la interacción humana La tecnología en el retail no va necesariamente acompañada de una reducción en los puestos de trabajo pero sí de una reorganización de los trabajos. El objetivo es automatizar aquello en lo que el actual empleado no puede ofrecer ya un valor añadido y sí la máquina. De hecho, el consumidor, y según señala De Sola, quiere seguir teniendo interacción humana dentro de la tienda. «Vamos hacia modelos donde el empleado esté más cerca de interacción con el cliente».
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