A la madre de Álvaro Rico (La Puebla de Montalbán, Toledo, 1996), Polo en la popular y juvenil serie de Netflix «Élite», no le hacía mucha gracia –ninguna– que su hijo fuera actor. «Le salió mal la jugada», cuenta por teléfono a ABC el protagonista de la nueva serie de Antena 3 «Alba», adaptación de la turca «Fatmagül» . Con sus diecisiete o dieciocho recién cumplidos («no recuerdo bien») llegó a Madrid para estudiar en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático), que no finalizó, pues le cogió su «repre» e hizo «Velvet colección» (2017). «Cuando me he querido dar cuenta de que estaba en Madrid estudiando Arte Dramático, ya me estaban soltando en un plató». Sus padres, propietarios de una pastelería en Torrijos (Toledo), le apoyaron, pero su madre le decía «Tú, preséntate a las pruebas, que no te van a coger, y luego ya haces tu vida». Su vida, tras tres temporadas en «Élite», ha sido «El Cid» (Amazon), la secuela de «La caza» (TVE) y esta «Alba» rodada durante los últimos meses entre Madrid y Villajoyosa (Alicante), «que huele mucho a chocolate». Desde verano de 2019 ha empalmado –coronavirus mediante– una serie con otra: «El verano ha sido un caos, pero bendito caos». En diciembre empieza la obra de teatro «Dribbling» con Nacho Fresneda. «Alba» tendrá poco que ver con «Fatmagül», que desencadenó un furor en España por la ficción turca. La premisa no cambia, una violación grupal a una joven (Elena Rivera), y aquí Álvaro Rico interpreta «al líder de esta manada». «No quería dibujarlo como un ser maligno que está perpetrando un crimen; al contrario. Lo interesante es qué estamos haciendo mal como sociedad para que, de repente, unos chicos aparentemente normales y que tienen todo sientan que tienen el poder para acostarse con una chica aunque ella no quiera o incluso drogarla», avanza. La dinámica de estos tres chavales –uno, un cabra loca; otro, un influenciable– le recordó, salvando las distancias, a la serie de HBO «Entourage (El séquito)». «No es este tipo de chicos que se impone y le gusta mandar», aclara sobre su personaje, que pertenece a una poderosa familia, dueña de una constructora en Alicante. La ficción, producida por Boomerang («Inés del alma mía»), jugará con que «parece que estos chicos no saben que la han violado»; una ambigüedad que también se trasladará a su propio personaje, «aunque internamente sabe lo que está haciendo porque no es tonto». La adicción a las drogas y la homosexualidad serán algunos de los hilos de los que tirar. «Dentro de lo cruel que es eso, da también una información sobre estos machitos machistas y cómo ahí hay una grieta en uno de los personajes, que es capaz de llegar a hacer eso por estar en un grupo de amigos», desarrolla Rico. Su personaje es un ejemplo de los chicos que, «en un momento social de mucha reivindicación y avance», «no aguantan tanta postura feminista». «No estoy hablando de un nazi, sino de alguien normal, a pie de calle, de Madrid o de pueblo… "Esta chica venía con su minifalda y me pedía guerra": eso es lo que están contando estos personajes», aclara. Hasta algún espectador podría sentirse interpelado. Rico sabe que es un tema muy sensible: «A veces, cuando me pongo a hablar de ello, y mira que llevo meses por la serie y la función de teatro, llega un punto en el que ya cuestiono hasta mi propio posicionamiento». Ningún buenazo «Muchos amigos me dicen "Te dan todos los cabrones"», reconoce Rico. En «La caza. Tramuntana», rodada entre Madrid y Mallorca, hará un papel secundario de «medio macarra, de pueblo, con un punto muy canalla, bravo». «No me agobia encasillarme; es una tontería y en tres años de carrera me quedan tantos [papeles] por hacer... Y si no, bendito encasillamiento porque son los personajes más ricos y divertidos de hacer». Su hermano, de cachondeo, le dice que no sabe hacer otra cosa que interpretar. «Lleva razón y me parece precioso». Ficción y realidad Begoña Vargas, en «La otra mirada»- RTVE «Alba» no será la primera serie española que aborde desde la ficción la violación. «La otra mirada» (TVE), ambientada en los años veinte, relató en su primera temporada (2018) la violación a una estudiante de un colegio de señoritas por parte de su novio; una trama cuya resolución judicial tuvo que ajustarse a la época. «Darle un final feliz y satisfactorio a esa trama se descartó», contó a ABC una de sus guionistas. «Madres» (Telecinco), «Mentiras» (Atresplayer Premium) y «SKAM España» (Movistar+) también han contado este 2020 con tramas sobre violación a mujeres, y la chilena «La jauría» (Amazon) está inspirada precisamente en el caso de La Manada, como la obra de teatro española «Jauría».
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