El Barça arrasa a un equipo de turistas

La noche se presentaba tranquila y Flick había sacrificado el partido contra Osasuna para no acumular dos derrotas en la Champions. El entrenador alemán reservó en Pamplona a su mejor 11 para el encuentro contra este equipo menor pero que sin embargo desplazó a una curiosa afición a Barcelona. Algunos de ellos estaban alojados en el hotel Nobu con gran alegría por disfrutar de las vistas de la terraza en el rooftop y por celebrar las virtudes gastronómicas de la casa, sin preocuparles demasiado su equipo y dando por descontada la derrota. Es de afición culta y ordenada aprovechar la Champions para viajar a las ciudades agradables y más en este entretiempo que permite disfrutar de los últimos días de calor antes de que el otoño imponga su severidad más fría y lluviosa. De todos modos, hasta 2.000 suizos en Montjuic. Bonita velada, bonita chaqueta de Flick para su primer partido en casa de la competición. Muy cerrado Young Boys , defendiendo con las tres líneas muy juntas como si fuera el metro en hora punta, pero en el minuto 7 la superioridad local se materializó, Lewandowski mediante, dando el objeto y el destino que no tenía a un disparo mordido de Raphinha. Los suizos, tan malos como su gastronomía, eran un pegote en defensa y una nulidad en ataque. Era un fútbol tan feo, tan pobre y tan perdido que hacía pensar en la urgencia de la Superliga. Es una estafa para los aficionados, un riesgo para los jugadores y un gasto innecesario para el club jugar contra rivales tan absurdos, tan prescindibles para el fútbol. Lo mejor del encuentro fue la camisa blanca de Flick y su chaqueta azul. Ahora que tendremos a un portero jubilado y que fuma es todo un detalle que el entrenador se vista bien para recibirlo. Entre señotes maduros la cortesía se impone. Pronto se vio que el partido dependería del acierto rematador local porque Young Boys sólo iba a defenderse y el Barça sólo iba a atacar. Podía ser que en una contra aislada los suizos empataran, pero muy mal de puntería tendrían que andar los de Flick para ser incapaces de marcar por lo menos 4 o 5 goles. Pedri, precipitado. demasiada prisa por buscar la asistencia de gol. Ferran, nada. Pocas ocasiones del Barça pese a su manifiesta superioridad. No es que el equipo se durmiera pero se relajaba en su dominio y Young Boys presentaba su pequeña candidatura al 1-1. Duró poco la intriga, si es que la hubo, y a la media hora y de rebote Raphinha marcó el segundo para dejar claro el signo de la noche y los problemas que tendrían los visitantes para no llevarse una goleada de escándalo de vuelta a casa. Íñigo Martínez en el 37 marcó de cabeza el tercero saltando muy meritoriamente por encima de las torres suizas. Primer gol del central vasco desde que viste la camiseta azulgrana y primer gol de cabeza del Barça de Flick La segunda parte empezó sin ninguna emoción, sin ningún interés y con la sensación de que a nadie le interesaba que aquellos 45 minutos se hicieran demasiado largos. Enseguida Frenkie De Jong salió a calentar y fue recibido con aplausos por una afición que tal vez olvidaba con demasiada facilidad la actitud poco entregada del holandés con el club, aunque también es cierto que Laporta ha tratado de humillarle de todas las maneras posibles especulando con su venta. Antes de cualquier cambio, Lewandowski marcó el cuarto de cabeza, entrando con todo el cuerpo en la portería. No fue el gol más bonito de Europa pero hay que reconocer que este señor está teniendo una eficacia transformadora completamente insólita a su edad. Partido fácil, definitivamente cerrado y el Barça se dedicó a jugar y tocar y gustarse contra un rival que habría dado cualquier cosa para poder robarle el reloj al árbitro y adelantarlo media hora. Ansu Fati y Héctor Fort entraron por Pedri y Cubarsí. El técnico alemán puso a Ansu Fati de centrocampista. Poco a poco la inspiración fue menguando a pesar de que todo el mundo tenía ganas de aportar su protagonismo o marcar un gol. Pero cuando hay tan poca emoción, cuando el rival es tan poca cosa, y el destino de la noche está tan escrito es difícil encontrar la inspiración que da la necesidad. Es difícil que la mediocridad contraria no te acabe enredando en su propia dinámica. Pau Víctor entró por Lewandowski y Frenkie de Jong sustituyó a Lamine Yamal, muy frustrado por el cambio. Debutó Andrés Cuenca, 17 años. Como el Barça perdió su portería Young Boys tuvo la cortesía de meterse en propia puerta el quinto.

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