Fue un maravilloso instante de atletismo . Poco más de 10 segundos entre dos grandísimos atletas, dos titanes de la pista, dos hombres que ya han hecho historia de sobra . Duplantis, sueco, con 10 récords mundiales de pértiga a sus espaldas y Warholm, noruego, que dejó hace tres años en Tokio un crono imborrable en los 400 metros vallas. Se midieron en 100 metros, el mágico hectómetro, la prueba reina del deporte rey. Y lo hicieron en el mítico Stadion Letzigrund de Zúrich , donde se disputa hoy la reunión Weltklasse, los Juegos Olímpicos en tres horas como fue bautizado este histórico mitin de atletismo. Los dos contendientes aparecieron en la pista con aroma de velada de boxeo. Batines rojo y azul. Esquina roja y esquina azul . El gran vallista inglés Colin Jackson hizo de maestro de ceremonias. Había nervios pero también buen talante entre los dos rivales, buenos amigos fuera de la pista. Se dieron la mano y se encaminaron a la línea de salida . Calle 4 para Duplantis y calle 5 para Warholm. Cada uno a lo suyo, la grandeza del atletismo, el duelo puro y duro entre dos talentos, sin otro adorno que un cronómetro y una recta. Ya lo decía el gran Alberto Juantorena: «¿Usted sabe quién es aquí el único juez? ¡La meta!» Las voces reglamentarias se escucharon atronadoras, en inglés, en el silencio suizo, respetuoso, imponente siempre antes de una carrera de 100 metros. On your marks! Set! Y Duplantis arrancó como una bala. Reaccionó al disparo de forma impecable. Recordó aquellas arrancadas del gran Javier Moracho, que resolvía muchas carreras de 60 metros vallas en el primer metro. Porque Duplantis hizo exactamente lo mismo ayer. Logró un metro de avance sobre el noruego en los primeros apoyos y se fue con decisión a por la carrera. Salida, puesta en acción, velocidad de crucero y resistencia a la velocidad. Las cuatro fases de los 100 metros lisos. Mondo Duplantis ejecutó todas a la perfección . Arrancó de forma magnífica, como un resorte y aceleró muy bien. A los 30 metros seguía manteniendo ese metro de ventaja sobre el vallista noruego. ¿Comenzaría ahora la caza, la remontada de Warholm? El sueco de Louisiana, fluido, maravilloso en su desplazamiento, mostró una gran técnica de carrera mediada la prueba. A los 50 metros surgía el suspense. ¿Usaría el noruego a Duplantis como liebre? ¿Entraría ahora en juego la mayor resistencia del Warholm, acostumbrado a esfuerzos más largos? La caza no dio resultado. Duplantis seguía volando en cabeza, ligero, con soltura, desmintiendo a los que opinaban que, acostumbrado a su corta carrera con la pértiga, terminaría perdiendo. La meta se acercaba y el sueco no dio ninguna sensación de flojear en los últimos metros. Warholm, con un correr más duro, con un braceo más agarrotado, no era capaz de recortar la diferencia. El pertiguista sueco (o habría que decir estadounidense?) se permitió el lujo de girar la cabeza a su derecha con autoridad. Su crono final: 10.37. Una marca excelente para un atleta que no es velocista, un registro que simplemente confirma que para batir todos esos récords hay que ser muy rápido, sin duda el pertiguista más veloz de la historia . Warholm logró unos muy respetables 10.47, pero se verá obligado hoy a correr con la camiseta de Suecia al haber perdido la apuesta . Al terminar la prueba Alberto Ruiz, el más rápido de los pertiguistas españoles (10.57) señalaba a ABC: « Mondo es impresionante, un fuera de serie . La clave ha estado en la arrancada y en cómo ha sido capaz de aguantar hasta la línea de meta. No olvidemos que él apenas corre 40 metros cuando salta con la pértiga. Para él esta prueba es larga». Warholm, derrotado, respondía con contundencia a la pregunta sobre la posibilidad de repetir el duelo opción de revancha: «No. No habrá segunda vez».
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