La parodia del ‘micro vídeo’ llega por WhatsApp. Se abre la puerta del colectivo (autobús), se sube Gines González García, el ministro (ahora ex) de Salud de Argentina y ofrece, a precio de saldo, vacunas rusas. Nadie compra y se baja mal humorado. La diferencia entre la realidad y la ficción es que, en la primera, las vacunas se aplicaban en un despacho contiguo al del ministro, y en dependencias bonaerenses de La Cámpora, la organización kirchnerista que un día fue juvenil. Las colas VIP eran el secreto peor guardado de un Gobierno que, tras destaparse el escándalo, empieza a recibir una factura con saldo final a pagar en las elecciones legislativas de noviembre. Para empezar, el repudio provocó que López...
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