Llegados a los 70, no se sabe qué traerá más cuenta, si lanzarse por el Viaducto o retirarse a un garaje a esperar la muerte por falta de repuestos. Nuestro primer filósofo, Santayana, felicitó una vez a su tío Nicolás por su vigorosa salud, y el tío, que era canónigo, meneó la cabeza: «“Senectus isa morbus” -dijo-. ¿Entiendes eso?». -Yo entendía, claro está, ‘senectus’ y ‘morbus’; pero ¿qué era ‘isa’? Sonaba como el griego para ‘igual’. ¿Era latín? Sí, me dijo, significaba ‘en sí’. ¡Ah, ‘ipsa’! La vejez es en sí una enfermedad. Pero ellos lo pronunciaban ‘isa’. Para curarnos de la enfermedad de la vejez una diputada holandesa de nombre Corinne y de aire caballar pregunta por qué a partir de los...
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