En 'La cocinera de Castamar' se conquistan por el estómago y se comen con los ojos

<iframe width="560" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/25Yo-_jsvvc" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen style="width:100%;height:100%;"></iframe> Según 'Los Simpson', sabiduría y futurología popular, no conquistas nada con una ensalada…, pero en 2015, la universidad Drexel demostró que el secreto para seducir a una mujer es que tenga el estómago lleno. También se conquista por el estómago y se come con los ojos en 'La cocinera de Castamar', adaptación televisiva de la novela homónima que hoy estrena Atresplayer Premium, la plataforma de Atresmedia. Aunque aquí el seducido es un hombre de mucho temperamento y poco apetito tras la muerte accidental de su esposa. La protagonista, interpretada por Michelle Jenner (34), se gana el jornal y al personal de un ducado del siglo XVIII por su buen hacer en los fogones, inclusive al titular del mismo, encarnado por un Roberto Enríquez (53) que luce pelazo, media y tacón. «Nuestra historia es bastante romántica; es un amor imposible. Una vez lo asumen y van hacia adelante, empiezan a encontrar un montón de agentes que intentan impedirlo. Es una relación contra viento y marea; un poco heroica», explica Enríquez, que sí había leído el material original. Lo «mollar» sigue, pero hay personajes que aparecen de refilón en la novela y en la serie tienen más presencia como los reyes. El cantante Farinelli, aliado de Felipe V, es un añadido. «La cocina que los actores tenemos que hacer, ver cuáles son los pensamientos del personaje, te lo brinda gratis una novela; es información para construirlo», continúa el actor. La información (y el sexo) es también poder en ‘La cocinera de Castamar’, donde siempre hay una puerta entreabierta. «Hay mucho juego y tensión sexual. No se visualiza con más o menos ropa, pero en los diálogos hay un tema de la erótica del poder y de lo que uno puede conseguir relacionándose con una persona», corrobora Maxi Iglesias (30). Aquí se cocina y se enseña carne, y todos los personajes, de arriba y abajo, acaban mezclados. «En el siglo XVIII eran más liberales que ahora sexualmente y más en la corte. Eran matrimonios arreglados por contratos y la sexualidad y el amor iban por otro lado. No se discutía eso. ¡Ahora lo hemos mezclado todo y tenemos más problemas!», cuenta María Hervás (33). Los directores no querían que la serie oliese a época; los personajes tenían que vivir su día a día de manera actual, aunque las pasiones fueran más intensas. La relación de la cámara con los actores y la iluminación, incluso natural con velas, escapan de esa rigidez. ‘Las amistades peligrosas’ y ‘La favorita’ fueron algunos de los referentes con los que trabajaron. Sigue Hervás: «A veces te dicen "época" y te vas a un concepto formal; gente muy estirada con los corsés. Aquí queríamos relajar todo eso y decir "¿Por qué no estar hablando ahí tirado como hoy?"». También querían que los sentimientos se mostraran en vez de verbalizarlos. Una de las dificultades de la adaptación era transmitir el gusto por comer. «La cocina es de probar y oler, y eso la pantalla no te lo da. Tal y como está rodado, se percibe todo eso a través de los planos, las imágenes de ellos comiendo, cómo les provoca cosas dentro...», desarrolla Jenner. Para Enríquez es una suerte de realismo mágico: «La cocina no sólo te llena la andorga, sino que produce efectos emocionales en la gente que prueba la cocina de la protagonista». El primer episodio de 'La cocinera de Castamar' ya está disponible en Atresplayer Premium. La primera temporada consta de doce.

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