En su puesta de largo, Ola Kallenius avisó de que el nuevo Clase S es el vehículo más avanzado que jamás Mercedes haya fabricado. Tras haberlo conducido, podemos decir que la promesa no era exagerada. El nuevo Clase S mantiene sus altísimas cotas de comodidad (gracias, entre otras cosas, a una suspensión que parece mágica) y a la vez alberga tal despliegue tecnológico que asombra. GALERÍA El buque insignia de la marca de Stuttgart es fruto del trabajo de casi 50 años, desde que el primer Clase S abandonara la línea de montaje en 1972 (aunque sus raíces se remontan a los años 1950). Desde entonces se han vendido más de cuatro millones de unidades del vehículo preferido para el transporte de personalidades VIP. Un hueco que primero se labró por su confort de marcha y su lujo, y en el que ahora quiere permanecer por su incomparable abanico de innovaciones. Sin olvidar, por supuesto, las dos cualidades que previamente le habían encumbrado. El corazón del nuevo Clase S es la segunda generación del sistema de inteligencia artificial MBUX. Se puede interactuar con él, además de con la voz, con hasta cinco pantallas interconectadas (una de ellas, una tablet opcional), siendo la protagonista un enorme visualizador central de 12,8 pulgadas OLED. Muestra desde el climatizador (cuyo manejo, pese a carecer de mando físico, no se hace incómodo al estar siempre presente) hasta la navegación o la visión de la cámara frontal o las opciones de masaje. A los mandos, lo que más impresiona es el enorme head-up display opcional con realidad aumentada, con el que resulta difícil perderse. Equiparable a una pantalla de 77 pulgadas (a una distancia de diez metros), ofrece diferentes visualizaciones, que combinan la velocidad, las señales de tráfico, un mapa completo o unas grandes flechas indicativas -cuando toca tomar una calle o desviarse-, que hacen casi imposible perderse. Pese a su tamaño y a mostrarse directamente frente a los ojos, se ha diseñado de tal manera que no obstaculiza la visión del asfalto, ni distrae, al menos durante nuestra prueba. Su funcionamiento es tan sobresaliente que sorprendería que algún comprador dejara pasar la posibilidad de incorporarlo. También impresionante es el propio cuadro de instrumentación tridimensional. Igualmente de buen tamaño, 12,3 pulgadas, se adapta a la visión del conductor gracias a un sistema de cámaras. Altamente personalizable, una de sus pantallas de visualización muestra cómo el vehículo es capaz de reconocer al resto de usuarios de la vía, vehículos o peatones, y a la propia vía, con vistas a que el conductor confíe en sus prometedoras dotes de conducción autónoma. En este apartado, el Clase S ya viene bien equipado con el sistema Distronic, con control de crucero inteligente y la capacidad de cambiar de carril al accionar un intermitente. Pero promete muchísimo más, una vez que la legislación le deje mostrar todas sus capacidades. Así, en determinados aparcamientos adaptados (por ahora, solo dos en la ciudad natal de Mercedes, Stuttgart) ofrece nivel 4 de autonomía SAE: el conductor deja el coche en un área designada y éste parte solo a buscar una plaza libre (y luego vuelve cuando su dueño le reclama). En carretera abierta, a partir de la segunda mitad de 2021 se podrá adquirir un paquete opcional (Drive Pilot) que le dotará de nivel 3 de escala SAE (en principio solo en Alemania, donde de nuevo la normativa está más avanzada): con el añadido de dos radares LiDAR frontales, un micrófono y una cámara trasera, permitirá que su conductor se despreocupe de la conducción en autovía a velocidades de hasta 60 por hora. Otras funcionalidades futuristas que incorpora son la autentificación biométrica por huella dactilar, de serie en España, o el sistema opcional Digital Light, que proyecta líneas auxiliares o símbolos de advertencia sobre la calzada (de nuevo, cuando la legislación lo permita). También de serie en España son el kit deportivo AMG y las manetas enrasadas en la carrocería, para disminuir la fricción. Una vez repasado el apartado tecnológico, toca recordar que estamos ante un coche, abordando la parte dinámica. En España, estará disponible con carrocería corta y larga (con dos sistemas opcionales de ruedas traseras directrices, que permiten reducir el diámetro de giro en hasta dos metros) y, desde ya, con tres mecánicas: dos seis cilindros diésel de 286 y 330CV y un seis cilindros gasolina con sistema de microhibridación de 48 voltios (y etiqueta ECO). En todos los casos se asocian a un cambio automático 9-G Tronic, y la tracción es total salvo con el diésel menos brioso, donde ésta es opcional. El año que viene, se unirá un V8 de gasolina y la opción híbrida enchufable con hasta 100 kilómetros de autonomía eléctrica. En ABC hemos podido probar la opción de gasolina, que destaca por su elevado rendimiento, modulable gracias a un sistema de modos de conducción, con varias opciones. En el modo ECO o el de confort, resulta muy fácil realizar una conducción tranquila y sin sobresaltos, y la rumorosidad es apenas perceptible en el habitáculo. En Sport o Sport+, el pedal se endurece, el rumor se incrementa varios tonos y las sensaciones se multiplican, con la posibilidad de obtener temporalmente hasta 22CV «extra» gracias al sistema eléctrico. Ficha técnica - Motor: diésel o gasolina, de 286 a 435CV - Transmisión: AT 9-Gtronic - Tracción: trasera o total 4Matic - Dimensiones (m): 5,17(5,28)/1,92/1,50 - Consumo medio: desde 6,6 l/100 km - Precio: desde 108.150 euros
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