El opositor Partido Social Demócrata (PSD) dio la sorpresa en las elecciones generales de Rumanía este domingo, al superar imponerse al gobernante y favorito Partido Nacional Liberal (PNL), de centroderecha, según los resultados oficiales parciales hechos públicos en la madrugada del lunes. Con más del 90% de los colegios electorales escrutados, el PSD obtiene en torno a un 31% de los votos, frente al 26% del PNL y el 16% de USR PLUS. En cuarta posición con un 9% de los votos se sitúa la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), una formación de corte nacionalista que debutaba en unas parlamentarias. El quinto partido que entraría en el Parlamento es la Unión Democrática de los Magiares de Rumanía (UDMR), que representa a la minoría húngara del país balcánico y saca alrededor de un 6 %. El actual primer ministro rumano, Ludovic Orban, del PNL, aseguró tras el cierre de los centros electorales que pese a lo que muestran estas estimaciones su partido se «considera ganador de estas elecciones», y pidió esperar a «la finalización del recuento», que según el candidato a la reelección confirmará sus palabras. Sin la diáspora Orban recordó que los sondeos a pie de urna «no incluyen los muy numerosos votos de la diáspora», que normalmente favorecen al PNL y -desde la fundación en 2016 de esta alianza- a USR PLUS frente a unos socialdemócratas a quienes los rumanos del exterior identifican con los tiempos duros de la transición a la democracia en los años 1990 y con la más reciente corrupción, que llevó al exlíder del PSD Liviu Dragnea a cumplir en estos momentos una pena de cárcel. El PNL tiene intención de proponer al presidente, Klaus Iohannis, como encargado de formar un nuevo Gobierno. Iohannis, que pese a tener la obligación constitucional de ser neutral ha hecho abiertamente campaña a favor de sus aliados del PNL, adelantó antes de los comicios que no designaría a ningún miembro del PSD para formar ejecutivo y que apostaría, en cambio, por un Gobierno de coalición entre PNL y USR PLUS. Por su parte, el líder socialdemócrata, Marcel Ciolacu, destacó hoy tras conocer los primeros sondeos, que ya le daban una ventaja a su partido, que «el PSD lleva ventaja en los sondeos a pie de urna aunque ponderemos el voto de la diáspora». Añadió que «los rumanos han mostrado que se necesita un cambio», e interpretó la sorpresa dada por su partido en las urnas como un castigo a «la burla hacia Rumanía» que a su juicio ha supuesto la gestión de la pandemia del coronavirus por parte del Gobierno del PNL. Efectos de la pandemia Según el jefe de la oposición, los rumanos han castigado al Gobierno por «el cierre de escuelas, el cierre de mercados, el cierre de iglesias y la bancarrota de miles de empresas de capital rumano y de cientos de miles de parados en los últimos seis meses». «Necesitamos un Gobierno capaz, que ofrezca soluciones y sepa resolver los problemas reales de los rumanos», dijo Ciolacu. Además, anunció que el prestigioso médico Alexandru Rafila, representante de Rumanía ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), será su propuesta de primer ministro, aunque según los analistas es improbable que Iohannis acepte esta opción al tiempo que el PSD carece a priori de apoyos en el nuevo Parlamento para formar Gobierno. Baja participación Solo un 31,84% del electorado acudió a votar en las elecciones de este domingo, lo que establece un nuevo récord de absentismo (más del 68%) en la historia de los comicios legislativos de la Rumanía postcomunista. El anterior récord fue establecido en las pasadas parlamentarias, celebradas en diciembre de 2016 y en las que se abstuvo un 60,5% del electorado. Esta baja participación se explica en gran parte por la pandemia, que podría haber llevado a muchos rumanos a quedarse en casa ante el miedo a infectarse en los colegios electorales. Esta baja participación parece haber beneficiado a los socialdemócratas, teniendo en cuenta que ha sido en sus feudos del sur y el suroeste del país donde se registraron niveles más altos de presencia en las urnas. La pandemia pasa factura El PNL, que llegó al poder en noviembre de 2019 tras derrocar al PSD en una moción de censura, parece haber pagado el desgaste que han significado para su Gobierno en minoría las limitaciones de las libertades y la actividad económica para contener la pandemia de covid-19. Según estimaciones oficiales, Rumanía cerrará 2020 con un déficit público de más del 9%, y la economía se contraerá a final de este año más de un 4%. El PSD ha criticado las medidas de reducción del gasto público tomadas por el Gobierno de Orban, al que recrimina no haber apostado por los tests masivos que permitieran aplicar restricciones más localizadas a la hora de responder a la pandemia.
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