El tiempo no acompañó a los españoles el 6 de diciembre de 1978 en el referéndum de la Constitución. Llovió sin cesar en buena parte del país casi todo el día, pero el agua no impidió que la gente acudiera a las urnas de manera continuada y la votación se realizara con absoluta normalidad. «España votó en paz», tituló ABC al día siguiente. Tal como se preveía, la trascendencia de la jornada electoral se vio salpicada de multitud de anécdotas curiosas que, según afirmaba este periódico, tanto podían mover a la sonrisa como a la reflexión. Hubo declaraciones, gestos, regocijantes "lapsus" -cuando no reacciones miméticas de consultas de la época precedente- que evidenciaron los "despistes" de una parte del electorado a pesar del intenso bombardeo propagandístico-informativo previo al referéndum. Cinco kilómetros en muletas Antonio Ortega Sánchez, un vecino de 62 años de la Pedanía de Roche, en el municipio murciano de La Unión, enfermo de parálisis, recorrió en muletas cinco kilómetros para votar. En su mismo colegio electoral, el primer votante fue el más veterano del lugar, que no quiso que nadie se le adelantara en la votación. No estaban en el censo También un ciudadano de la localidad barcelonesa de Vic quiso votar a pesar de su estado físico. Se levantó de la cama, donde estaba convaleciente de una herida, y se trasladó en taxi hasta el colegio electoral, pero se encontró con la desagradable sorpresa de que no estaba censado. «En dicha localidad varios electores tuvieron que hacer turismo hasta saber dónde estaban inscritos», señaló ABC. El gobernador civil de Oviedo no pudo votar porque no figuraba en el censo de su provincia. La última votación en Peñalcázar Fue la última vez que se votó en Peñalcázar. Los únicos cuatro censados en este pueblo soriano, cercano a la villa de Deza, cumplieron con su derecho al voto en las antiguas escuelas en poco tiempo. Seguramente fue el primer colegio de España en cerrar la votación. Peñalcázar iba a quedar abandonado poco después. Votos por correo confundidos con cartas-bomba Un equipo de artificieros de la Policía tuvo que «desactivar» en Madrid algunos sobres recibidos por correo en un colegio electoral. Los responsables del colegio observaron que tenían un volumen anormal y creyeron que podían ser cartas-bomba. Únicamente contenían la papeleta y una fotocopia del DNI del votante. Pasión «suarista» En Cebreros, cuna del presidente Adolfo Suárez, se esperaba un «sí» masivo, a tenor de lo que decían las encuestas. Para muchos cebrereños, la Constitución era Adolfo Suárez. ABC recogió el testimonio de una anciana, que señaló: «Yo no sé lo que es eso de la Constitución pero le diré Sí a Adolfo. Si él nos pidiera el no, yo le seguiría, porque, en cualquier caso, él sabe lo que nos conviene». Idéntica pasión por Suárez mostraron dos gitanas del madrileño barrio de La Centilla, que solicitaron en el colegio electoral «la papeleta para votar por Suárez, como la otra vez». Un miembro de la mesa quiso explicarles en qué consistía el referéndum, pero las mujeres preguntaban qué era eso de la Constitución y decían que eso era mucho lío. Según manifestaron, decidieron votar, pero no muy convencidas. Marcelino Oreja tuvo que identificarse El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, tuvo que identificarse ante los componentes de su mesa porque no le reconocieron. Los socialistas gallegos y el Rey En la localidad orensana de Ribadavia fueron retirados a petición de miembros de las agrupaciones del PSOE los retratos de Francisco Franco que aún figuraban en cuatro colegios electorales porque «simbolizaba» la ideología de las personas que pedían el «no» y podría intimidar a los votantes. «Y sobre todo porque ahora el jefe del Estado es Don Juan Carlos», explicó entonces Modesto Seara, secretario general del PSG-PSOE. En uno de ellos se sustituyó la fotografía de Franco por otra del Rey «que los propios socialistas habían adquirido en Orense». Y la agrupación del PSOE compró otras tres para el resto de los colegios aludidos. No ocurrió lo mismo en un colegio electoral de Barcelona, donde el presidente de la mesa se negó a retirar el retrato y la reproducción del testamento de Franco que figuraba encima del lugar donde estaban las papeletas. Hubo un pequeño altercado con el interventor socialista y finalmente se retiraron los cuadros. El peso del pasado No fue la única incidencia en torno a la simbología franquista. Una señora de edad madura que acudió a votar en la capital vallisoletana saludó brazo en alto mientras gritaba «viva Franco, arriba España» y mostrando su papeleta precisó en voz alta que era una falangista «de toda la vida». «Por otra parte -esto-en Madrid-, el testamento político de Franco, unido en algunos casos al primer mensaje de la Corona, presidía las mesas del centro electoral instalado en el colegio nacional Pío XII. Encima de los correspondientes carteles figuraba, no obstante, el retrato de los Reyes, colocado sobre la huella del marco, mayor, del anterior jefe del Estado». Y uno de los votos remitidos por correo a uno de los colegios electorales del País Vasco estaba firmado: Francisco Franco. Confusión con la Lotería Hubo una señora que al presenciar cómo se extendían los certificados de votación a algunos trabajadores que los solicitaban en la localidad de Socuéllamos (Ciudad Real), se acercó para que le vendieran «cinco papeletas», creyendo que eran participaciones de la Lotería de Navidad. «Él tenía intención de votar» En Madrid, en un colegio electoral de Bravo Murillo, una viuda pretendió votar en nombre de su marido, fallecido unos meses atrás. Intentó convencer a la presidencia de la mesa diciendo: «Él tenía la intención de votar. Además, un voto más nunca viene mal...». Quiso rectificar su voto tras hablar con su marido Otra señora, en Sevilla, volvió a presentarse ante el presidente de su mesa solicitando rectificar su voto. Según explicó, acababa de hablar con su marido por teléfono y tras esta conversación había cambiado de opinión. «Si queréis, os doy mi nombre» El periódico recogió otras historias curiosas, como la de una persona que no llevaba ningún documento que acreditara su identidad y dirigiéndose muy seria a los componentes de la mesa les dijo: «Si queréis, os doy mi nombre». Entrenamiento del Barça O cómo votó la totalidad de la plantilla del Barcelona en sus respectivos colegios electorales poco después del mediodía porque el míster les había convocado a las nueve y media de la mañana para un entrenamiento que retrasó su votación. Retrasos por lluvias y dormilones En Bayona (Pontevedra), el temporal de lluvias impidió que se constituyeran dos mesas. Los vecinos tuvieron que valdear los locales, que estaban casi inundados, para comenzar la votación. En tres colegios donostiarras, los componentes de la mesa no pudieron entrar a la hora estipulada porque los porteros de las escuelas donde estaban instalados se habían dormido.
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