Antes de las dos elecciones celebradas el año pasado, el Gobierno aprobó el anteproyecto de la «ley Celaá» que fue enviado al Congreso, donde ha reposado hasta su tramitación, mientras los españoles votaban por duplicado. Ya entonces, quedaron claras las generales de una ley muy reconocible hasta por sus andares: «Entierra el castellano, ignora la Religión y ataca la concertada», leído en ABC el 15 de febrero de 2019. Sánchez gobernaba en solitario con 84 diputados tras expulsar del poder al PP con el apoyo del clan anti-78, el Frankenstein, según Rubalcaba. El sanchismo echó a Rajoy con el pretexto de nuevas elecciones. Además de hacerse fan del Falcon y del veraneo palaciego, dejó la simiente de este desconcierto educativo dentro...
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