Nunca se unieron socialismo y comunismo sin acabar en batalla campal, con la victoria del segundo, pese a ser menos numeroso, pero más ambicioso, con menos escrúpulos y más colmillo. La izquierda tiene más de religión que la derecha, recuerden la «conquista del cielo» y «el paraíso de los trabajadores», y no deben extrañar sus cismas y luchas internas, concretamente entre los dogmáticos y los pragmáticos, que vienen forcejeando desde que Marx y Engels escribieron sus evangelios. El gran choque se produjo cuando Lenin, al frente de los bolcheviques, desafió el principio marxista de que, para alcanzar la revolución proletaria había que tener antes la burguesa, y la Rusia zarista no la había tenido, al no tener ni burguesía. Pero...
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