En la segunda ola de esta devastadora pandemia, las residencias de ancianos se han quedado en la orilla. Están «a la expectativa, en alarma todo el tiempo». Como dicen los modernos, 24-7 (24 horas del día las 7 jornadas de la semana). Así lo hicieron Andrés Fernández Manrique, director de la residencia Casablanca Villaverde, y seis compañeros (médico, auxiliares de enfermería…) el pasado marzo. El director de este centro privado situado entre los barrios madrileños de Usera y Villaverde interrumpió unas vacaciones postergadas para regresar e «incrustarse» con ese retén de guardia en un centro que acumuló «tres cadáveres durante tres días». «Tenemos un tanatorio, pero en este caso no nos dejaban ni tocar los cuerpos y esperábamos a la...
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