Urkullu nombrará a la líder socialista vasca vicelendakari de su nuevo Gobierno

PNV y PSE cerraron ayer su acuerdo para reeditar el Gobierno de coalición en el País Vasco que presidirá Iñigo Urkullu, esta vez sobre una cómoda mayoría absoluta parlamentaria. Como ocurrió en 2016, los dos partidos aparcaron sus diferencias en la cuestión identitaria y el «derecho a decidir» que defienden los nacionalistas, aunque sí recogen en su documento de bases la «necesidad» de alumbrar un nuevo estatuto vasco superando el actual texto constitucional de Guernica. «Se ha pactado el desacuerdo», indican desde ambas delegaciones. La principal novedad en la estructura del gabinete vasco será la entrada en el Ejecutivo de la líder del PSE, Idoia Mendia, con rango de vicelendakari, según dan por hecho a ABC fuentes socialistas. Su objetivo es que la secretaria general adquiera una función protagonista tras una legislatura algo deslucida en la que su peso como socio menor no les rentó en las urnas, donde sólo subieron un escaño respecto a su suelo de 2016. «Hemos ganado posiciones dentro del Gobierno, aunque la correlación en número de candidatos será similiar», concede un dirigente socialista. De confirmarse esta previsión, volverán a ser tres nombres del PSE por 7 del PNV. Contrapesos del PNV Pero en el PSE también asumen que Urkullu designará a uno de los suyos como vicelendakari para «contrarrestar» el papel de Mendia, en un esquema similar al que ostenta Pablo Iglesias en La Moncloa, donde comparte rango con otras tres vicepresidentas. El lendakari, que se someterá a la investidura el próximo jueves 3, aún no ha deshojado públicamente la estructura del futuro Ejecutivo, en la que no se esperan muchos más cambios. Los socialistas seguirán con tres carteras, incluida la que asuma Mendia, y el otro hombre fuerte del partido, Iñaki Arriola (Medio Ambiente y Vivienda, que es responsable de gestionar el desastre del vertedero de Zaldívar). Saldrá del Gobierno Sonia Pérez, consejera hasta ahora de Turismo, Comercio y Consumo, que será sustituida por un socialista alavés, apuntan desde la sede del PSE en Bilbao. En el lado del PNV está por ver si Urkullu mantiene el grueso de sus consejeros. Aunque el lendakari no suele ser aficionado a los cambios, lo cierto es que las titulares de las dos carteras más comprometidas en este momento por la crisis del coronavirus, Educación (Cristina Uriarte) y Sanidad (Nekane Murga), están en el disparadero político de los propios socios de Gobierno. Los socialistas consideran que Urkullu haría bien en buscar recambios en estas dos sensibles áreas. «Más y mejor» autogobierno El acuerdo de bases entre PNV y PSE terminó de forjarse la noche del miércoles, y quedó reflejado en un documento de cinco páginas en el que ambas partes se comprometieron a trabajar para la «reconstrucción» de la Comunidad Autónoma tanto en el ámbito social como en el económico. Se trata de una alianza de urgencias, dado el contexto de crisis económica provocada por el coronavirus, entre dos partidos ideológicamente opuestos en cuestiones tan esenciales como es la del sentido de la futura norma estaturia. Una cuestión sobre la que volvieron a pasar de puntillas, como ya hicieron hace cuatro años, a fin de facilitar un acuerdo del que depende la mayoría absoluta de Iñigo Urkullu en el que será su tercer mandato. En el documento de este «preacuerdo» tan solo se dedica un párrafo al ámbito del autogobierno a pesar de que constituye uno de los cuatro pilares del futuro Ejecutivo junto a la reactivación económica, el empleo y las políticas sociales. PNV y PSE se comprometieron a trabajar para obtener «más y mejor autogobierno», lo que implica, entre otras cuestiones, avanzar en el cumplimiento «íntegro» del Estatuto de Guernica. Los socialistas continúan por la misma senda que emprendió el Gobierno de Pedro Sánchez, que este mismo año se comprometió a traspasar a la Comunidad Autónoma vasca una nueva batería de competencias, incluidas la gestión de las prisiones y la del régimen económico de la Seguridad Social. Dos de las grandes reivindicaciones del nacionalismo. Respecto a la nueva norma autonómica, los partidos de Idoia Mendia y Andoni Ortuzar se limitaron a exteriorizar su interés en «lograr un nuevo pacto estatutario para una nueva generación», lo que deja entrever que no han logrado salvar las diferencias que les distanciaron a lo largo de la pasada legislatura. Mientras el PSE abogó por una reforma que siguera los cauces de la Constitución, sus socios de Gobierno apostaron por dar por superado el Estatuto de Guernica e incluir en el texto el derecho a decidir. Nacionalistas y socialistas mantienen de esta forma una línea continuista respecto al segundo mandato de Urkullu. «Más de lo mismo», denunció el presidente del grupo de PP+Cs en la Cámara vasca, Carlos Iturgaiz, quien a través de las redes sociales afirmó que este acuerdo genera «indiferencia, apatía y desconfianza» porque «está pensado para repartir sillones y no para dar salida a la crisis». También se mostró crítica la coordinadora general de Podemos Euskadi, Pilar Garrido, que lamentó la tardanza de un pacto insuficiente: «Para este viaje no hacían falta alforjas», sentenció. La propuesta de PNV y PSE quedará detallada en un programa de Gobierno que será presentado en próximos días. Primero, ambos partidos deberán refrendar el acuerdo de bases a nivel interno. Los primeros lo harán en la Asamblea Nacional del próximo lunes, aunque la Ejecutiva del PNV ya ha dado el visto bueno. Los socialistas, por su parte, darán voz a su militancia, tal y como establecen los estatutos federales del PSOE, y someterán el acuerdo a una votación que producirá entre el domingo y el lunes.

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