Merkel pide a Putin que respete la soberanía de Bielorrusia

Angela Merkel pidió este viernes a Moscú que respete la soberanía de Bielorrusia y que permita al pueblo bielorruso tomar libremente su propio camino. «Espero que no llegue a desplegarse esa clase de fuerza», dijo respecto a la posible entrada de efectivos militares enviados por Vladimir Putin al país para ayudar al presidente Alexánder Lukashenko, y pidió que «los manifestantes bielorrusos contrarios al mandatario puedan protestar de manera libre e independiente, sin interferencias extremas de ninguno de ninguno de los lados». La canciller alemana condenó además la detención en Minsk de sesenta periodistas, entre ellos la corresponsal de la cadena alemana de televisión Deutsche Welle, Alexandra Boguslavskaya. «Es exactamente lo contrario de los que exigimos y deseamos», dijo, «y se trata de algo totalmente inaceptable». Merkel hacía estas declaraciones en su tradicional rueda de prensa de verano, uno de los dos encuentros que anualmente mantiene con la prensa de Berlín y corresponsales extranjeros sin otro objeto que someterse abiertamente a cualquier pregunta que estos estimen oportuno sin un tema concreto a tratar. Su tono vital era visiblemente más bajo que en otras ocasiones, fruto seguramente de los muchos frentes abiertos a los que se enfrenta y entre los que Bielorrusia ocupa un papel destacado. Los ministros de Exteriores de la UE, reunidos en Berlín, acordaron aplicar sanciones a al menos una veintena de dirigentes de Bielorrusia, en respuesta a la represión violenta de las protestas en el país y de la manipulación de las elecciones del pasado 9 de agosto. Según anunció el alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, «hay un acuerdo para designar a individuos responsables de la crisis en Bielorrusia en el existente régimen de sanciones y afectará al más alto nivel político», dejando a los grupos de trabajo del consejo de la UE la tarea de recabar información e ir sumando nombres a la lista de sancionados. Sin referirse a estas sanciones, Merkel insistió en la necesidad de mantener abiertas las vías de diálogo en todos los sentidos y muy especialmente con Moscú. A la pregunta de si considera necesario un giro en las relaciones entre Alemania y Rusia, respondió que «no necesariamente». Insistió en que «Rusia es un actor geoestratégico con el que es necesario poder seguir hablando». «Esta tensión entre los que experimentamos por un lado y por otro es un motivo de conversación y estoy segura de que es un tema que seguirá acompañándonos en la agenda todavía en los próximos meses», auguró. Se refirió con cierta nostalgia a «la relación bilateral que existía antes de la anexión de la Península de Crimea y al intento de asesinato de Serguéi Skripal en Reino Unido», trayendo así a colación, sin citarlo, el caso Navalni. Tras el envenenamiento de Skripal, varios Estados europeos expulsaron a diplomáticos rusos. Esta vez Merkel cuenta también con una «reacción a escala europea», pero aclaró que en el caso del opositor Alexéi Navalni se trata inicialmente de que «Rusia ofrezca una explicación». Tras la calculada calma de la canciller alemana reside seguramente el gasoducto Nord Stream 2, pendiente de finalizar su construcción y que trasladará gas ruso hasta las costas septentrionales alemanas. A pesar de dar por bueno el diagnóstico de envenenamiento realizado por la clínica berlinesa de la Charité y de haber exigido explicaciones y responsables a Moscú, no encuentra motivo alguno para paralizar el proyecto ruso. Pandemia y España Merkel justificó las últimas rectificaciones de las medidas tomadas en Alemania a que «nos vamos adaptando a la realidad con la que nos encontramos». Estaba hablando de la eliminación de los test gratuitos y obligatorios a todos los viajeros que llegan de zonas de riesgo, que han sido sustituidos por cuarentenas obligatorias después del pico de llegadas, que ha coincidido con el final de las vacaciones escolares. «No podíamos pensar que tanta gente viajaría este verano a zonas de riesgo», reconoció la sorpresa del gobierno alemán. «No podíamos pensar que España, todo su territorio, volvería a ser declarado zona de riesgo», añadió Merkel, señalando a nuestro país como foco de descontrol del virus y justificando la modificación de las restricciones en Alemania. Ya su ministro de Sanidad, Jens Spahn, al anunciar las nuevas medidas, había mencionado a España como «ejemplo de todo lo que puede salir mal» y «advertencia para nosotros». Respecto a su propia gestión de la pandemia, altamente valorada en las encuestas hasta ahora, Merkel reflexionó acerca de cómo su larga experiencia en el cargo ha servido de mucho. «Son ya muchas crisis», apostilló la canciller.

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