Kastelorizo, la piedra en el zapato de Turquía

Se trata de una isla minúscula, de poco más de diez kilómetros cuadrados, situada a 180 kilómetros del territorio griego más cercano, la isla de Rodas, pero a menos de dos kilómetros de la costa turca. A lo largo de la historia, la isla de Castelorizo ha pasado por no pocas manos, incluyendo un breve periodo bajo soberanía de la Corona de Aragón entre reclamaciones y conquistas de venecianos y otomanos, hasta que en 1947 fue atribuida definitivamente a Grecia. Esa diminuta porción de terreno que ahora apenas habitan unas setecientas personas, es el punto en el que pivotan todas las disputas territoriales que han estallado en los últimos meses a cuenta del pulso que mantienen Grecia y Turquía con innumerables ramificaciones en toda la región y con consecuencias directas en Europa. Hace casi dos décadas, durante los años dulces de la aproximación de Turquía a la Unión Europea, cuando parecía posible un futuro común, la isla se convirtió en un símbolo de ese acercamiento y en 2003 se celebró precisamente en Kastelorizo una reunión de ministros de Asuntos Exteriores europeos, con un pequeño salto al vecino puerto turco de Kas para que pudiera participar el jefe de la diplomacia de Ankara. Ahora, todo ha cambiado. Ersin Tatar, primer ministro de la República Turca de Chipre del Norte, que solo reconoce Turquía, advirtió la semana pasada en la televisión de Ankara de que «el equilibrio en el Mediterráneo ha cambiado y que todos deben tenerlo en cuenta», incluyendo el Gobierno de Chipre reconocido internacionalmente. «La parte grecochipriota juega a un juego en el que perderá lo que tiene. El acuerdo [de Turquía] con Libia ha cambiado todos los equilibrios. Ha surgido un nuevo mapa». Más concretamente, el hecho de que Turquía ampliase su zona de interés económico exclusivo hasta ese confín con las aguas libias a cientos de kilómetros de distancia, ignorando por completo la existencia de este territorio griego sobre el que Atenas apoya su interpretación del derecho internacional. Para Tatar «estas reclamaciones de Grecia se hacen a través de los derechos de islas pequeñas como Meis (Castelorizo) y Creta, cuando según el derecho internacional, la plataforma continental de una pequeña isla no puede ser una demanda de zonas económicas exclusivas». «Desproporcionado» Hasta ahora, se conocía bien la importancia estratégica de Castelorizo, aunque la disputa era irrelevante en los hechos, porque ni Grecia, ni Chipre ni Turquía habían querido definir sus zonas de interés económico exclusivo. La aparición de yacimientos probables de gas en la zona y la política expansiva y antieuropea de Turquía ha resucitado una situación que nadie hubiera deseado ver reaparecer. Turquía no reconoce las pretensiones griegas de utilizar Castelorizo como referencia para señalar los límites de sus aguas territoriales ni acepta que el territorio de la isla que ellos llaman Meis pueda generar 40.000 kilómetros cuadrados de jurisdicción marítima a favor de Grecia. De hecho, en 1974 si Grecia hubiera llevado a cabo sus planes de anexionarse la isla de Chipre, eso habría servido para conectar las aguas territoriales de lo que todavía son dos países, de manera que Turquía –que es el que tiene más costa continental en el Mediterráneo– se habría quedado prácticamente bloqueada por mar precisamente a causa de Castelorizo. Esta fue sin duda una de las principales razones por las que Turquía invadió la zona norte de Chipre y llegó a la guerra con Grecia. Ahora, Ankara afirma que tiene derechos de explotación dentro de un área que denomina «plataforma continental». Atenas responde que todas sus islas habitadas están rodeadas por una zona económica exclusiva de 200 millas, tal como establece la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que Turquía no ha firmado. Ahora, el conflicto puede adquirir nuevos ángulos que no eran ni imaginables en aquella época y menos para dos países miembros de la OTAN. Grecia ha sellado con Egipto un pacto de delimitación de aguas territoriales como el que Turquía ha firmado con Libia, y. Chipre ha pactado con Israel las modalidades de explotación del gas que se encuentra en la zona en disputa. Israel acaba de anunciar una alianza con Emiratos Árabes Unidos, rival geoestratégico de Turquía.

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