No escolarizar a un menor o provocar un absentismo prolongado sin motivo es delito. Partiendo de esta premisa teniendo en cuenta las especiales y delicadas circunstancias que vivimos por la pandemia, a día de hoy y ante el inicio del curso escolar en plena segunda oleada de contagios, no existe una garantía de salud para los menores. Son muchos los padres que anuncian su insumisión, lo cual puede conllevarles problemas legales. Si en cambio, se alegan motivos de salud pero justificados debidamente, el centro escolar deberá analizar cada caso en cuestión a falta de criterios unificados por la Fiscalía General del Estado. No obstante, la situación compleja actual provoca una colisión entre derechos y deberes, concretamente, el derecho a la educación del hijo con el deber de los padres de proteger su salud. Como abogada, y bajo mi criterio, ante la duda, se activará probablemente el protocolo de absentismo ante la ausencia reiterada del alumno pero analizando los motivos de cada unidad familiar que decida anunciar su insumisión para comprobar que realmente, existen razones de riesgo para los hijos por un posible contagio. Obviamente, debe primar el derecho a la salud y el bienestar de los menores, pero no olvidemos el derecho a la educación. Desde la perspectiva del derecho, la colisión de derechos y obligaciones resulta altamente complejo ante el nuevo escenario que nos encontramos. Por otro lado, los padres se plantean si pueden reclamar a las administraciones alternativas; deberemos tener en cuenta que si no llevamos a nuestros hijos al colegio sin razón fundamentada, el absentismo escolar puede conllevar inclusive, a la retirada de la patria potestad. Reitero, es una colisión absoluta de derechos y obligaciones porque nos enfrentaríamos a un posible delito de abandono de familia; es decir, abandono del ejercicio correcto de la patria potestad que incluye, óbviamente, la salud y la educación. No olvidemos que en España, la educación es obligatoria desde los 6 hasta los 16 años y solo es justificable su absentismo en caso de enfermedad del menor, residencia en el extranjero o bien, itinerancia de los padres. La lamentable pandemia que vivimos es una situación tan sumamente excepcional que no hemos aprendido todavía a gestionarla debidamente. Todo es nuevo y, por tanto, nacerán nuevos escenarios que deberemos afrontar. ¿Educación en casa? Bajo mi criterio, este modelo de educación deberá ser probado y justificado como una alternativa a la educación convencional para evitar cometer un acto ilícito. La ley indica que en el caso de ausencia escolar reiterada e injustificada, se activa el protocolo de absentismo para evitar que los niños pierdan más del 20% de las clases lectivas en un mes. Si esto sucede el centro escolar tiene la obligación de intervenir, avisar a servicios sociales conllevando a la apertura de un procedimiento adminsitrativo acarreando severos problemas para los padres. Los padres divorciados, pueden verse sometidos a la disparidad de criterios entre ellos y ellas, conllevando al abuso en el ejercicio de la patria potestad por uno de ellos por la toma de decisiones unilaterales. Es decir, el absentismo escolar puede darse por la voluntad del menor y otro por la irresponsabilidad de ambos padres o por uno de ellos, conllevando desde la imposición de multas, o bien penas de prisión de hasta 6 años por delito de abandono de familia. En definitiva, deberemos tener muy cuenta que si nuestros hijos no tienen un evidente peligro de salud, deberemos seguir respetando los protocolos de seguridad que impodrán los centros escolares. Solo apelo a la cordura y serenidad porque debemos medir el riesgo en cada caso concreto para evitar un daño irreparable al menor. Aprovecho la oportunidad para lanzar públicamente el siguiente mensaje a los más jóvenes: muchos de vosotros acudís a fiestas y encuentros. Advertiros que sois responsables para evitar que salgais de noche y para evitar propagar el contagio en una segunda oleada que os ponéis en riesgo a vosotros, pero también a vuestros hermanos y padres. También, nosotros como padres y madres debemos pedir a nuestros hijos que sean responsables porque ya no es cuestión de partidos políticos, ni buena o mala gestión del gobierno. Ahora, la gestión, depende de todos nosotros.
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