Sigue alta la preocupación en Sicilia por la continua llegada de inmigrantes y la difusión del coronavirus. Algunos alcaldes temen que se cree una situación explosiva. Mientras el gobierno ha decidido impugnar la ordenanza del presidente de Sicilia, Nello Musumeci, que había dado un ultimátum al gobierno para sacar de la isla a los inmigrantes, a Lampedusa ha sido enviado el ejercito. Los soldados vigilan para evitar que los inmigrantes se escapen del centro de acogida. Su capacidad es para 200 personas, pero es frecuente que a veces se vea saturado con más de 1.000. El alcalde de Lampedusa, donde el lunes hubo 58 infectados de coronavirus entre los inmigrantes, ha querido tranquilizar a los habitantes de la isla: «Algunos inmigrantes han salido del centro de acogida, pero todos pueden estar tranquilos. Quienes han mostrado síntomas de Covid han sido controlados y aislados en un edificio especial», dijo el regidor Salvatore Martello. El gobierno de Giuseppe Conte no ha cedido a las pretensiones del presidente siciliano y le ha cerrado la puerta. Musumeci no logrará por ahora su objetivo de cerrar los centros de acogida y que se reubiquen los inmigrantes. El presidente de Sicilia denunció que más de 10.000 inmigrantes desembarcaron entre julio y mediados de agosto, con un incremento de 8.000 personas con respecto a 2019. Esto ha creado un hacinamiento insostenible en algunos centros de acogida, aunque el gobierno en días pasados ya reubicó a más de 3.000. «El Ejecutivo no puede ceder al presidente de Sicilia, porque en ese caso cualquier presidente regional trataría de imponer su propia ordenanza, lo que es anticonstitucional. Además la competencia en inmigración corresponde al gobierno central», han manifestado fuentes del Ejecutivo de Conte. En el consejo de ministros, previsto en esta semana, será impugnada su ordenanza. De todas formas, el presidente siciliano considera que en parte ha logrado ya su objetivo: Su video explicando la necesidad de «cerrar Sicilia a los inmigrantes» ha tenido una extraordinaria repercusión en las redes sociales. Ufano, Musumeci escribió un tuit de agradecimiento «a los miles de ciudadanos que expresaron su apoyo a la ordenanza». Cualquier detalle positivo le sirve ahora al presidente siciliano para apuntarselo como un éxito de su gestión. Así, la decisión del ministerio del Interior para transferir a 62 inmigrantes positivos de Covid del centro de Pozzallo, una gestión coordinada por el alcalde Roberto Ammantuna, se la ha adjudicado el presidente siciliano como un éxito personal con una simple frase: «Sirve alzar la voz». Diversos medios señalan que la línea dura emprendida por Musumeci ha sido inspirada por el exministro del Interior, Matteo Salvini. La polémica se puede incendiar aún más con una denuncia presentada en la fiscalía de Agrigento contra el presidente Musumeci y Matteo Salvini, «por propaganda destructiva de la economía de Sicilia, al dañar al turismo». La iniciativa ha sido de Davide Faraone, el presidente de los senadores de Italia Viva, partido del exprimer ministro Renzi: «Presentar Sicilia al mundo como el campo de refugiados de Europa, afirmando que ‘los inmigrantes caminan entre turistas que luego llevan el virus a sus regiones’, así como redactar una ordenanza falsa e inhumana, pone de rodillas a la economía de Sicilia, en un momento de profunda crisis», ha dicho el senador Faraone.
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