Seis meses después de la dimisión de Alfonso Alonso, el PP vasco continúa en situación de interinidad. Al frente se encuentra de manera provisional Amaya Fernández (Baracaldo, 1976), que se resiste a desvelar si finalmente pugnará por el liderazgo del partido. Lo que sí tiene claras son las bases sobre las que debe reposar su proyecto: «Moderación, centralidad y arraigo», señala. Los mismos valores que defendió en la última Convención de los populares vascos, de la que está a punto de cumplirse un año. Cómo ha cambiado el panorama desde entonces. Sí, efectivamente. Pero yo reivindico el legado de esa Convención, esa hoja de ruta que creo que tenemos que seguir. La defensa de la foralidad no tiene nada de nacionalista. Al contrario, actúa como nexo de unión entre vascos y termina con la eterna indefinición en la que los nacionalistas quieren que vivamos, como si mañana pudiéramos ser una cosa distinta a lo que somos hoy. Defender las singularidades de Euskadi encaja perfectamente, como un guante, con el proyecto del PP nacional. La ausencia de elecciones en el horizonte deja margen a los populares vascos para recomponerse. Yo soy optimista de cara al futuro. Desde la misma noche electoral he trabajado para fortalecer, con mis compañeros, el proyecto en el que creemos para volver a ilusionar a la sociedad vasca. Es posible recuperar su confianza. ¿Cómo? Con un proyecto aglutinador, atractivo y moderado que genere una zona de confort, un paraguas para los vascos que están hartos de las diferencias identitarias y las cíclicas aventuras rupturistas de los nacionalistas. Es estéril enfrentar la marca España con la marca Euskadi, hay que hacer pedagogía y demostrar que la alternativa constitucionalista se basa en la utilidad desde la singularidad vasca. ¿Se siente motivada para liderar ese proyecto? ¿Pugnará por la presidencia del PP vasco? Este tema interno lo afronto con muchísima serenidad y muchísima prudencia. Es evidente que el PP vasco tiene que dar el paso para elegir su presidente, pero tenemos que pensar cuál es el mejor momento para hacerlo. Personalmente no estoy centrada en ello. La prioridad es ayudar y contribuir a paliar la pandemia y sus consecuencias sanitarias, económicas y sociales. Su nombre aparece en la lista de futuribles para suceder a Alfonso Alonso. La verdad es que no lo he pensado. Las cosas hay que decirlas cuando llegan los momentos. Decidiremos entre todos cuándo es el mejor momento y cuál es la persona y el proyecto más acertado. Con tranquilidad. Fernández, junto al monolito en honor a las víctimas del terrorismo en Bilbao. La dirigente vizcaína asistirá al homenaje de Manuel Indiano, exconcejal del PP en Zumárraga, asesinado por ETA hace hoy 20 años - J.A. Tras las elecciones de julio dijo que los populares se habían pegado «un tiro en el pie». ¿Considera que la ciudadanía vasca les castigó por alejarse de ese discurso de arraigo? Más allá de esa expresión concreta, lo que quise decir es que nos habíamos quedado muy lejos de cumplir con nuestros objetivos. Es lo que quise poner de manifiesto para abrir una reflexión, desde la lealtad, para fortalecer al partido. Desde luego, no es razonable responsabilizar a ningún compañero. Cayetana Álvarez de Toledo abanderó las críticas contra ese perfil propio que reivindicaba la dirección del PP vasco. ¿Facilita las cosas que haya salido del organigrama del partido? Fui respetuosa cuando Álvarez de Toledo hizo esas reflexiones y ahora vuelvo a referirme con el mismo respeto. En este partido no sobra nadie, cabemos todos. Tras los cambios, usted celebró que Casado apostara por «perfiles moderados» como el de Cuca Gamarra. A mí me parece que los perfiles que se han incorporado tienen una música que suena bien. Son personas con experiencia política y que proyectan cercanía. Van a aportar mucho más en los próximos años en beneficio de ese proyecto de moderación y centralidad. PNV y PSE han reeditado su alianza, de forma que Iñigo Urkullu se garantiza la investidura en el pleno del Parlamento vasco del próximo jueves. En las bases de su acuerdo prometen más autogobierno, pero no se meten en el charco de la reforma del Estatuto. ¿Qué valoración hace del mismo? Es un acuerdo decepcionante después de 40 días de aparente trabajo. Causa incredulidad que hayan tardado tanto para un «corta y pega» del documento de 2016 que ni siquiera sirve para conocer lo que será el Gobierno vasco. Lo más importante es lo que no dice: no dice si se van a bajar los impuestos, no dice si se va a evitar un proceso rupturista, no dice si se compensará a los sectores afectados por la crisis. La coalición de PP y Ciudadanos no apoyó el «cordón sanitario» contra Vox en el Parlamento. ¿Es este partido un interlocutor válido para el PP vasco? Vox tiene menos de un 2% de los votos en Euskadi, y esa es la importancia que yo le concedo. Las decisiones del PP no van a depender en ningún caso de partidos residuales y populistas.
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