Faena cumbre de Luque, en tarde de gran madurez de Borja Jiménez en Ciudad Real
août 18, 2024
Tras la gran reinauguración del coso de Ciudad Real el pasado abril, este fin de semana han vuelto los toros a la plaza. De nuevo, los tendidos vibraron un festejo en el que un grandioso Luque salió a hombros tras una importante faena al quinto. Por la puerta grande debió acompañarle un gran Borja Jiménez, que rayó a gran altura. Una lástima que el presidente fuera el único en no verlo. Una bronca monumental se llevó el palco, mientras el sevillano daba una unánime vuelta al ruedo. Cortó el sevillano una oreja (que pudieron ser tres), mismo premio que obtuvo El Fandi, que toreó sustituyendo a Perera , herido en San Sebastián hace dos días. Con una larga en el tercio de rodillas recibió El Fandi al primero bis -el titular se lastimó la pata derecha-, y continuó con dos templadas verónicas por el derecho. Dejó al toro en el caballo galleando por chicuelinas, dejando un cadencioso remate por bajo; y, continuando con su lidia total, puso cuatro pares de banderillas, destacando los dos últimos, en los que al toro le faltó continuidad, al igual que en la franela. No humillaba y le faltaba transmisión, pero acudía al engaño, permitiendo al granadino -que comenzó toreando de rodillas- mostrar un toreo templado, a favor del animal. Dejó una estocada muy trasera, que, no obstante hizo daño al toro, y continuó toreando, recordando al añorado Julio Robles, hasta que un subalterno metió un capote, cortando la bonita escena de dejar al matador torearlo hasta que doblara. Poca historia tuvo el cuarto, un animal que iba, pero sin mucha alegría. El Fandi, de nuevo, lo puso todo: Lo recibió a la verónica, quitó por navarras rematadas por una bonita larga, puso banderillas, y con la muleta puso toda la voluntad, pero el toro pasaba sin decir nada. Dejó otra estocada muy trasera, que sirvió para que el animal se echara. Excelente Luque con la capa, templando y llevando al animal, abriéndole caminos, a los que quería ir, pero había que animarlo. Extraordinario Iván García con los palos, que se desmonteró, y buena brega de Contreras. Comenzó Luque por bajo, haciendo, con maestría, la embestida del toro, que no humillaba y le faltaba fuerza. Por ello, Luque tenía que aliviarlo sutilmente al final de cada muletazo. Un derechazo de inicio de tanda, muy profundo, fue extraordinario. Al natural los tuvo que dar de uno en uno pues ya se estaba acabando el enclasado animal, pero ello no impidió al torero que fueran naturales muy bonitos. Se quedó con ganas de más el sevillano, y recurrió a acortar distancias con el noble ejemplar. Finalizó la faena por luquecinas, que salieron muy templadas, gracias a la antedicha condición del animal. Lástima que el toro no ayudara con la espada, quedándose paradito, porque Luque se tiraba recto y señalaba en muy buen sitio. Tanto se había metido el público en la gran labor de Luque, que, pese al uso de la espada, se pidió un trofeo. El quinto cabeceaba en el caballo, y fue muy distraído en los primeros tercios, aunque se le hicieron muy bien las cosas. Si a sus hermanos les costaba humillar, éste ni voluntad ponía. Todos los defectos que planteaba el de Salvador Gavira, que no eran pocos, no supusieron un problema para Luque, que sacó pases monumentales desde el minuto uno. En un cambio de mano paró el tiempo, y templaba tanto al desrazado animal, que lo engolosinó para que fuera ganando celo y fijeza. Tirandito de él, con mimo sacaba los despaciosos muletazos, ante una plaza entregada. Un ayudado cargando la suerte fue de una belleza descomunal. Para remate, la mejor rúbrica en forma de espadazo hasta las cintas, en todo lo alto, de la salió rodado el toro. Un auténtico faenón de maestro en plenitud. Hasta los medios se llevó Jiménez al tercero, toreando a la verónica. En el caballo mostró que estaba muy justito de fuerzas. Por bajo, pero sin exigirle, comenzó su faena Borja, pero éste iba sin clase, ni recorrido. Frente a él, estaba un torero en plena sazón, que con técnica y temple logró quitarle el feo defecto de puntear, y consiguió alargar el recorrido de los muletazos, largos y profundos, muy meritorios. Aguantó parones, y robó todos los muletazos que el toro no parecía tener en un inicio, especialmente al natural, donde, con cucharilla, sacó los mejores momentos de la faena. Terminó metido entre los pitones. Se perfiló largo, como es su costumbre, dejando una gran estocada de la que el toro cayó en cuestión de segundos. Como sacado de una imagen antigua, sentado en el estribo esperaba Borja Jiménez la salida del sexto, y así le pegó el primer capotazo del gran recibo que dejó. El toro se mostró tardo en el caballo y en banderillas, aunque con cierta movilidad. Comenzó el sevillano por alto, y a partir de ahí, tuvo que hacerlo todo él, ya que el de Gavira no humillaba ni por casualidad. Lo que no era casualidad era la capacidad que mostró Borja, que con paciencia e inteligencia, logró ir sacando el pequeño fondo que tuvo el animal. Se puso muy incómodo y andarín a la hora de entrar a matar, dejando Jiménez una estocada corta, traserita y algo tendida, de la que dobló pronto el de Gavira. Lástima que el presidente quisiera unirse al protagonismo que sólo se habían ganado los toreros en el ruedo, negando la oreja del sexto a Borja.
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