Desde su llegada al Gobierno en 2018, el PSOE ha dejado clara en varias ocasiones su postura frente a la gestación subrogada y ha declarado la guerra a las agencias que operan en España e informan a quienes quieren ser padres mediante esta práctica. Sus socios de Podemos tampoco están a favor de que haya españoles que tengan hijos por gestación por sustitución en países donde la legislación lo permite. La ministra de Igualdad, Irene Montero, anunciaba recientemente la intención de incluir los llamados vientres de alquiler como una forma de explotación reproductiva en la reforma de la ley del aborto. Sin embargo, excepto en Ucrania, donde desde febrero de 2019 el Ejecutivo prohíbe inscribir a los menores como españoles, sigue haciéndolo con normalidad en el resto de países. El ejemplo más claro es Estados Unidos, donde se aceptan el 100% de las solicitudes recibidas. Según los datos de inscripciones en oficinas consulares y misiones diplomáticas de niños nacidos por gestación subrogada a los que ha accedido ABC a través del Portal de Transparencia, en 2019 hubo 148 solicitudes de registro de menores nacidos por gestación subrogada en Estados Unidos, todas ellas aceptadas. En 2020 hubo 146, también admitidas, aunque esta cifra será presumiblemente superior al contar en algunos consulados solo con los datos del primer semestre del año. En Ucrania, en cambio, de las 244 solicitudes recibidas en 2019 solo 95 fueron aceptadas. En 2020, de las 107 peticiones todas fueron denegadas, en base a una instrucción dictada por el Gobierno en febrero de 2019 por la que obliga a quienes inician el proceso en ese país a recurrir a la «vía ucraniana», es decir, conseguir un pasaporte ucraniano para sus hijos para volver a España. La justificación del Ejecutivo para dificultar el proceso en Ucrania es que se desaconseja desde hace unos años la gestación subrogada en el país «por falta de seguridad jurídica y casos de mala praxis médica». La legislación ucraniana no contempla una sentencia judicial como sí ocurre en otros países, sino que se comprueba la filiación entre el padre y el hijo mediante una prueba de ADN. Pero pese a estas trabas, el Gobierno no ha logrado frenar la gestación subrogada en el país, pues los niños siguen naciendo y llegando a España con pasaportes ucranianos. Desde 2017 y hasta 2020 hubo 945 solicitudes para inscribir a nacidos por gestación subrogada en el consulado de Kiev. En Estados Unidos, la cifra fue de 631 en el mismo período. Solo para matrimonios «No ha habido un descenso radical, pero sí hemos notado que la gente está mirando más hacia Estados Unidos al ver que se trata de un proceso complejo y que al final es lo más seguro», explica el representante de una de las principales agencias de gestación subrogada en España. Pero iniciar este proceso en un sitio u en otro presenta diferencias muy significantes. La primera, el precio. Mientras en Kiev puede suponer un coste de entre 40.000 y 60.000 euros -50.000 de media-, en otros lugares como Los Ángeles, Miami o San Francisco puede ascender a 120.000 euros, más del doble. Además, no todo el mundo puede acceder a la maternidad subrogada en Ucrania. «Solo se permite a matrimonios heterosexuales con un problema médico demostrable y documentable. Las parejas del mismo sexo o personas solteras no pueden acudir ahí», afirma el representante de la agencia. En Estados Unidos, por el contrario, cada estado donde se permite esta práctica tiene una regulación clara sobre quiénes pueden acceder al proceso. En lugares como Texas y Utah, por ejemplo, es necesario estar casados, mientras que en otros como California o Nevada no es ningún requisito. Pero lo que demuestran los datos es que pese a las reiteradas manifestaciones de miembros del Ejecutivo contra la gestación por sustitución no han logrado frenar la práctica. «Hay dos partidos en el Gobierno que se han manifestado contra el alquiler de vientres pero no han movido ni una coma para evitar la explotación de mujeres en terceros países», señala Ángeles Álvarez, exdiputada socialista y una de las principales voces del feminismo en España. Lo que solicitan al Gobierno, dice, es «coherencia» y «dar una moratoria» que concluya los procesos ya iniciados para no dejar a menores en el limbo, pero no permitir más desde una fecha concreta. Lola, junto a la gestante y el bebé, en el aeropuerto antes de volver a España - FOTO CEDIDA A ABC «Dudaba de lo que estaba haciendo hasta que lo viví» Estados Unidos, en concreto Las Vegas, fue el lugar donde Lola Candela, actualmente de 48 años, inició un proceso de gestación subrogada para tener a su hijo. Tras haber pospuesto la maternidad durante unos años y haber congelado óvulos, en 2017 le detectaron un cáncer por el que tuvo que ser operada y sometida a tratamientos, de manera que los médicos descartaron cualquier posibilidad de embarazo. Tras descubrir la maternidad subrogada, contactó con una agencia que le asesoró durante todo el proceso, no sin antes dudar sobre lo que hacía. «Yo era la primera que dudaba de lo que estaba haciendo hasta que lo viví, y es un acto de generosidad», relata. Al ser soltera, lugares como Ucrania esyaban descartados para ella. Lo intentó en Canadá, pero no encontró a ninguna mujer que quisiera gestar al niño. Finalmente, dio con ella en Las Vegas. «Al principio, antes de conocerla en persona, la veía muy cortante. Pero cuando llegué ahí se convirtió en una amiga para toda la vida. Es de la familia», dice sobre la mujer que dio a luz a su hijo. Siguen hablando casi a diario, cuenta. «Es algo increíble. La unión entre nosotras es muy especial», relata. Lola pagó alrededor de 80.000 euros por todo el proceso, pero asegura que la agencia de gestación subrogada que contrató en España le ayudó a hacerlo todo mucho más fácil. «Te ayudan hasta con la forma legal de que tu hijo venga a España. Todo está regulado, hasta el último detalle. Si no costase dinero ni estuviera regulado sí sería una explotación», sentencia.
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