Suspensos en ciencias, notables en adoctrinamiento

Centrado exclusivamente en la evaluación de los conocimientos científicos, el informe TIMSS confirma las deficiencias académicas de los jóvenes españoles en unas materias decisivas para la investigación y el desarrollo, una falta de competencia que se extiende del profesorado a los alumnos y que sitúa a estos en una posición de desventaja frente a los estudiantes de otros países, precisamente en un momento de transformación tecnológica global. Lejos de abordar y corregir una carencia sobre la que ya venían alertando los informes PISA, el Gobierno prefiere rebajar el listón de la exigencia, desincentivar el esfuerzo y, a través del adoctrinamiento y la laminación de la educación concertada, convertir las aulas en un laboratorio de ingeniería social. Los primeros perjudicados por la «ley Celaá» van a ser los estudiantes, pero es España la que en su conjunto ve condicionado su futuro, lastrado por una normativa cuya prioridad no es la excelencia, sino la indiferencia.

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