Renace el Mausoleo de Augusto, el coloso funerario más imponente de la Antigua Roma

Después de casi 80 años de abandono, reabre el Mausoleo de Augusto, la monumental tumba dinástica construida por encargo del primer emperador de Roma. Más de dos años ha durado la restauración del imponente monumento funerario del siglo I, con planta circular, una de las obras arquitectónicas más impresionantes de la época romana. Con la excepción de las pirámides de Egipto, es el más grande monumento funerario del mundo antiguo. La restauración ha costado 6 millones de euros, y se han empleado otros 2 millones para construir infraestructuras y servicios, incluidas nuevas tecnologías 3D y paneles cuentan las maravillas del lugar. Situado en el centro histórico de Roma, al lado del Museo del Ara Pacis, de los más de 13.000 metros cuadrados de muros que se pueden ver hoy, casi la mitad se remontan a la construcción original de la época de Augusto, quien gobernó desde el 27 a. C. hasta el 14 d. C., el año de su muerte, convirtiéndose en el emperador romano que más años ostentó el poder. Arte, historia, arqueología y misterio Por el Mausoleo de Augusto, conocido también como Augusteo, ha pasado casi de todo. Es un auténtico coloso de arte, historia, arqueología y misterio. Es más grande aún que el Castel Sant'Angelo, con sus 87 metros de diámetro. Originalmente tenía 45 metros de altura. La enorme cámara circular estaba cubierta con un techo coronado con pilares y estatuas. En la cima estaba la de Augusto, en bronce dorado. El monumento se construyó a orillas del Tíber, rodeado de bosques, como tumba para Augusto y los principales miembros de la dinastía Julio Claudia, además de los amigos más íntimos. A los restos incinerados de Augusto, se unieron más tarde otros emperadores, incluidos Tiberio, Claudio, Vespasiano y Calígula . Sus restos y los de sus familiares se guardaban en urnas colocadas en nichos de mármol. Luego la piedra y mármol del monumento fueron saqueados o utilizados para otros proyectos de construcción. Por ejemplo, el Papa Pío VI (1775-1799) extrajo del mausoleo en cinco fragmentos un obelisco que Augusto había traído de la ciudad egipcia de Heliópolis, donde se realizó para el faraón Psamético I. El obelisco acabó, por orden de Pío VI, en la plaza de Montecitorio, donde hoy se encuentra el palacio sede de la Cámara de diputados. Diversas funciones, incluso plaza de toros En el curso de la historia, el mausoleo ha conocido los más variados destinos: Baluarte en la Edad Media; jardín italiano en el Renacimiento; plaza de toros en la época del llamado Grand Tour (un itinerario de viaje por Europa entre mediados del siglo XVII y la década de 1820); incluso fue convertido en auditorio musical en los albores del siglo XX por inspiración del gran director de orquesta Arturo Toscanini. El Mausoleo de Augusto no se libró de las demoliciones de la década de 1930, cuando el dictador Benito Mussolini introdujo una reforma urbanística de Roma. El propósito del Duce era hacer de la capital italiana una ciudad «maravillosa, inmensa, ordenada, poderosa, como lo había sido en el primer Imperio de Augusto», según un discurso del dictador. El objetivo del Duce era «arrasar con todo lo que ha surgido a lo largo de los siglos de decadencia». Mussolini ordenó demoler la sala de conciertos, a la que dio gloria Toscanini, y los edificios medievales circundantes. El monumento quedó aislado, encastrado como gran meteorito de piedra ladrillo en la plaza Augusto Imperatore. «Un regalo a todo el mundo» Ahora ha renacido. «Es un momento histórico», dijo este viernes la alcaldesa de Roma Virginia Raggi, al presentar en rueda de prensa el monumento restaurado. «Unos días antes de Navidad -añadió Raggi- hacemos un regalo a los romanos y ciudadanos de todo el mundo. Una obra maestra de la antigua Roma, un tesoro de inestimable valor, renace en todo su esplendor». Para los turistas, la visita será muy sugestiva. El recorrido permite adentrarse en un sistema laberíntico de salas dispuestas en secuencia en tres pasillos con anillos concéntricos con bóvedas muy altas, hasta el pilar central que probablemente albergaba la urna de Augusto. «Con la restauración, finalmente se vuelven a ver los colores verdaderos, la estructura en “opus reticulatun” (la forma de mampostería usada en la arquitectura romana) de la época de Augusto, las huellas de los mármoles expoliados», dijo Elisabetta Carnabuci, arqueóloga responsable del Mausoleo. «Hemos recopilado –añadió- nuevos datos sobre la arquitectura y la ingeniería romanas del ladrillo; ningún monumento en Roma tiene una historia tan estratificada: Cada sala tiene huellas directas de una fase particular». Por ejemplo, se encuentran las anillas de hierro originales a las que se ataban búfalos y toros (cuando el mausoleo se convirtió en plaza de toros); las paredes de los baños de hombres cuando era una sala de conciertos. La escalera helicoidal del siglo XVIII conduce a la terraza circular panorámica en la parte superior del monumento. Desde ahí, en el centro de la plaza Augusto Imperatore, que también será remodelada, se podrá divisar una Roma diversa. Desde el próximo día 21 se pueden hacer reservas para visitas guiadas, que se iniciarán a partir del 1 de marzo. El Mausoleo de Augusto será un destino imperdible para los turistas que visiten la Ciudad Eterna.

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