En la Ilustración, no todo iba a ser escribir o debatir. También hacía falta dinero y protección para sufragar la vida de intelectuales que, como François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, debieron enfrentarse a la censura real y los altibajos de la vida. Hasta los filósofos necesitan comer, lo cual Voltaire y sus amigos solventaron por la vía rápida a través de un método que sacaba provecho a los defectos de la primitiva lotería que en esos años estaba en marcha en Francia. Se trataba de un método imposible de imitar en la actual Lotería de Navidad, pero un buen ejemplo de ingenio y picaresca para aprovecharse de un error legal y ganar grandes cantidades de dinero. En 1727, Voltaire, abogado y escritor de buena familia, se encontraba en graves problemas económicos tras pasar una temporada por prisión y el exilio. Junto al matemático Charles Marie de la Condamine, el autor «Edipo» ideó una forma de ganar urgentemente dinero valiéndose de uno de los muchos errores económicos de la Corona francesa. Una estafa legal Inmersa en una grave crisis financiera que irremediablemente habría de estallar en la Revolución, la Corona redujo en esas fechas las tasas de interés de sus bonos para ahorrar gastos y como consecuencia su valor en el mercado disminuyó drásticamente. Para recuperar la confianza de los inversores, el ministro de Finanzas, Michelle Robert Le Pelletier-Desforts, decidió que los propietarios de los bonos podrían comprar a cambio de la reducción de su valor un billete de lotería con un coste calculado en función de los mismos. En caso de que el boleto fuera el ganador, sería premiado con el valor original del bono en cuestión y un extra de 500.000 libras francesas. Michelle Robert Le Pelletier-Desforts. De La Condamine llegó a la conclusión de que si cada boleto de lotería costaba 1/1000 del valor del bono y todos los boletos tenían las mismas posibilidades de ganar el mismo premio, ¿por qué no comprar el mayor número de bonos devaluados y hacerse con todos los boletos baratos? Voltaire se encargó de hacer algunas de las gestiones legales para que su grupo de inversores se fuera apropiando de todos los décimos disponibles. Fue comprando ante notario una gran cantidad de boletos a lo largo de los meses, de manera que, cuando se realizaba el sorteo, el premio casi siempre recaía en uno de los boletos de lotería del grupo. La estafa podía haber durado años, pero Voltaire hizo gala de su icónica fanfarronería. Su costumbre de firmar la parte trasera de los boletos con una frase deseando buena suerte o enviando mensajes a sus compinches llamó la atención de las autoridades y delató a los cabecillas de la estada. El grupo de inversores fue llevado a juicio, aunque finalmente la justicia reconoció que no estaban incluyendo las leyes, únicamente se aprovechaban de un vacío legal. Se calcula que Voltaire y compañía lograron ganar cerca de medio millón de libras cada uno y asegurarse cierta estabilidad económica. [Averigua si has tenido la misma «suerte» que Voltaire y comprueba tu décimo del Sorteo de Lotería de Navidad]
0 Commentaires